Cuando uno se imagina un paraíso, ve en su mente aguas azules y un mar tranquilo que se extiende hasta el horizonte. Todos tenemos una extraña fascinación por el agua y vemos en ella una belleza y complejidad inigualable. Pero debajo de las olas del mar o de la placidez de una laguna existe un mundo completamente diferente al nuestro, que consta de maravillas y magia que no se puede vivir arriba de la superficie.
En el estado de Oaxaca me hospedé en el original y bello Hotel Escondido del Grupo Habita. Un destino en donde el mismo Tiempo viene a esconderse y refugiarse en un paraíso sin igual. Ocultas en una playa virgen, las 16 cabañas del Hotel Escondido tienen vista al hermoso Océano pacífico, un panorama espectacular.
A pocos minutos del Resort se encuentra la Laguna de Manialtepec, dieciocho kilómetros desde Puerto Escondido. Significando ‘el lugar de los lagartos’ en Náhuatl, este extenso cuerpo de agua está repleto de manglares y densa vegetación. Manialtepec es uno de los pocos lugares en donde se puede ser testigo de un milagroso espectáculo: la bioluminiscencia, conocida como el ‘efecto fosforescencia’. Esta maravilla natural se debe a que la laguna está poblada de millones de micro-organismos ‘dinoflagelados’ que contienen sustancias en sus diminutos cuerpos que crean una reacción química al combinarse, lo cual causa un destello de luz.
Llegar de noche a la laguna y saltar del pequeño barco en la obscuridad total puede sonar poco atractivo, pero es en el momento en el que tu cuerpo hace fricción con el agua tibia, comienza el show de luces. Todo a tu cercanía se prende, destallando un hermoso color blanco que crece y disminuye en intensidad de acuerdo con tus movimientos. En este setting mágico uno puede sentirse en otro mundo, uno de fantasía, donde la laguna un el cielo estrellado. Es una experiencia memorial.
En otra costa, en las claras aguas del Caribe, hay otro tipo de magia esperando a ser descubierta. Desde una cómoda y original hamaca en el mar del hotel Intercontinental Cozumel contemplaba yo el ir y venir de las olas contra las rocas. Bajo su superficie había movimiento, vida, un mundo marino cambiante que nunca dejará de sorprendernos.
Dudosa de alejarme de la suave arena blanca de la extensa playa del Intercontinental, decidí explorar ese extraño y mágico universo que existe entre corales y algas. Buceando con el equipo y guía de Scuba Du, descubrí y me enamoré de la vida marina que yace en el bello mar de Cozumel.
Bucear es ser testigo de maravillas que no existen sobre la tierra, pero no es una experiencia solamente visual. Debajo del crujir de las olas hay silencio total que es casi abrumador y te inspira una tranquilidad única al no tener que cargar el peso de nuestro propio cuerpo. Ir flotando entre castillos de coral y conviviendo con la fauna marina es una experiencia que no se puede dejar de hacer y rehacer.
Los mares, ríos, lagunas y lagos tienen una presencia mágica que despiertan algo en nuestras mentes e inspiran en nosotros tranquilidad interna. Hay que aprender a dejarnos llevar por su belleza y los mundos y espectáculos que ofrece. Hay que dejarnos llevar por su magia.