Morelia en Boca 2013, que este año se propuso dar mucho más relevancia a la presencia de sus chefs y enólogos invitados, recibió con los brazos abiertos a Rolando Herrera, enólogo michoacano que vuelve a su tierra de origen con la satisfacción del éxito alcanzado.
Su intención: compartir con los amantes del vino y la gastronomía, sus deliciosos productos vitivinícolas cultivados en Napa Valley, California, región emblemática, en cuanto a los vinos del Nuevo Mundo se refiere.
Rolando Herrera, dueño fundador de la casa productora de vinos Mi Sueño, inició esta aventura a muy temprana edad sin saber que llegaría a tener su propia firma, sus inicios se remontan a 1975 con la migración de su familia a los Estados Unidos, y en lo personal a su amor por la tierra y el vino.
Con Charles Béard y Rolando Herrera, propietario de Mi Sueño Winery en Napa Valley
Su primer empleo como lavaplatos en Aubergue du Solei en California, fue el primer escalón, años después fue cocinero en Mustards Grill y aunque ese no fue el origen de su carrera, según el mismo comenta, en ese lugar, aprendió maravillado a apreciar el arte del maridaje.
No fue sino hasta 1985 a la edad de 17 años, que acepto un trabajo de verano en Stag’s Leap Wine Cellars, donde poco a poco fue acercándose al vino, finalmente en la casa de Warren Winiarski, enólogo y dueño de la bodega, hizo un trabajo de albañilería que tiempo después le trajo una oferta de trabajo en la “cosecha”, a cambio de estudiar por las mañanas.
“Fue el principio de un viaje que me llevó en los siguientes 20 años a diversos puntos en los procesos de la vinificación. Pasé 10 años en Stag’s Leap Wine Cellars, los últimos siete como jefe de bodega. Además fui enólogo asistente en Chateau Potelle y enólogo principal en Vine Cliff Winery. Posteriormente fui director de enología en Paul Hobbs Consulting. Cada puesto tuvo un papel importante en el perfeccionamiento de mi estilo de vinificación”, precisa Rolando.
Desde luego Stag’s Leap Wine Cellars fue el inicio de todo, añade. “Fue allí donde aprendí a apreciar el olor delmosto de uva y la sensación de estar rodeado de barriles de fermentación del vino. Además, Warren me enseñó el valor de la atención al detalle, así como a respetar y disfrutar del producto que estábamos haciendo.
“En Chateau Potelle me enseñaron las técnicas de elaboración del vino francés, incluyendo la fermentación totalmente natural. También aprendí que, si bien cualquier persona puede hacer vino, para elaborar uno verdaderamente único y especial, la vinificación se convierte en un arte. Mi permanencia en Cliff Vine
Winery me proporcionó, por primera vez en mi carrera, la oportunidad de estar en completo control del producto final.
Agrega que su etapa en Paul Hobbs fue muy satisfactoria: “Tuve el placer de contribuir al desarrollo y fomento de
varios programas de vinos boutique ultra-premium. Fue también durante mi tiempo con Paul Hobbs que estuve totalmente comprometido con la construcción de Mi Sueño en un proyecto de vinos de
clase mundial. ¿Quién hubiera imaginado que un ‘proyecto paralelo’ de los 200 casos de Chardonnay se proyectaría en lo que somos hoy en día!”
Mi Sueño
El camino de Rolando a través de la experiencia vitivinícola que inicio en 1997, ha estado lleno de importantes
momentos, hasta llegar al actual, donde Mi Sueño pertenece y es totalmente operada por su familia.
Ha estado presente en la Casa Blanca en 2 ocasiones , en 2001, con el Chardonnay “Los Carneros” en una cena en la Casa Blanca en honor al presidente Vicente Fox y en 2008 , con el Pinot Noir “Russian River” cosecha 2006, en una cena en la celebración del 5 de mayo de 2008.
“En 2002 orgullosamente presenté una mezcla de Cabernet y Syrah bajo el nombre de mi ciudad nativa, El Llano, Michoacán. En honor a mis hijos y a mi apellido, se lanzó nuestro Portafolio Herrera en el 2003. Nos posicionamos en nuestra nueva vinícola en 2005, ya de manera independiente”, precisa Rolando Herrera.
Y Michoacán
Rolando evoca su tierra natal y la relaciona con su vida actual: “El Llano, Michoacán rara vez se confunde con Napa Valley, pero en retrospectiva juega un papel importante en el tipo de enólogo y de la persona que soy. Fue en Michoacán, trabajando junto a mis abuelos, que recibí mis primeras lecciones de agricultura. Todavía recuerdo ir de excursión con ellos en las montañas para cuidar las parcelas especiales, descubriendo el valor de la montaña en el cultivo de frutas y verduras. Yo no sabía que estaba recibiendo una lección temprana en el concepto de terroir”.
Cuenta también que gracias a que su padre los llevó a California en busca de una mejor forma de vida, fue que en su corazón quedó la semilla del amor por la tierra y por el vino. Cuando su padre decidió regresar a Michoacán él sabía que en Napa Valley, tendría más oportunidades y no pensaba tan sólo en un trabajo, sino en cumplir este “sueño” que muchos mexicanos persiguen al viajar a E.U. de tal manera que regresó.
“Es un viaje que muchos de mis compatriotas han tenido antes que yo, dice, llevando con ellos un “sueño” de alcanzar una vida mejor. Aunque suele ser peligroso y lleno de obstáculos, era un viaje que estaba dispuesto a hacer.
“Para mí no era sólo el encanto de un buen trabajo lo que me llevó de vuelta a Napa, era la oportunidad de una mejor educación. Con ella, sabía que en lugar de conformarme con un puesto de trabajo en los campos podía aspirar y soñar con ser dueño de mi propio negocio. Si bien pudo parecer poco realista en elmomento, fue un punto trascendental en mi vida”, dice Herrera.
En el pasado mes de mayo, México y en particular Morelia, pudo disfrutar de sus productos en el festival gastronómico de este año, Rolando ha sido muy bien recibido y sus vinos muy generosamente aceptados.
