Seamos sinceros, aquellos núcleos familiares monolíticos ancestrales, con el papá, la mamá y los hijos (incluso con un perro o un gato como mascota), lamentablemente poco a poco han sido desplazados por unidades sociales en las que uno de los dos cabezas de familia (el padre o la madre) está ausente. Esta fórmula, cuando menos en las sociedades latinoamericanas regularmente tiene a la mujer como cabeza de la misma y al varón como la parte obviada.
Sin embargo, en años recientes ésta ha sufrido transformaciones que han arrojado como resultado que el hombre sea quien se encargue del cuidado total de los vástagos.
Sí, aunque parezca difícil de creer, aquí en México y en el resto de los países de América Latina, cada vez son más los hombres que a causa de la viudez, el abandono de la pareja, el divorcio o simplemente por convicción se dedican no sólo a ocuparse de sus responsabilidades y necesidades individuales, sino que en casa también tienen el mastodóntico compromiso de hacerse cargo de sus hijos.
Definitivamente no hay un patrón de conducta lo suficientemente consistente y repetitivo que nos lleve a concluir las razones por las cuales un hombre, que desde tiempos inmemoriales tiene inserto el chip de ser el proveedor y pasar la mayor parte del tiempo fuera de casa, deba cambiar de manera tan dramática el rol social que le ha sido asignado para convertirse en papá y mamá al mismo tiempo. Cierto, en una sociedad machista como la nuestra, la mexicana, es cosa de todos los días encontrarnos con madres solteras dedicadas en cuerpo y alma al cuidado de los hijos y a tener un trabajo que le permita llevar a su hogar el sustento, pero… ¿un hombre?
Cualquiera que desconozca este tipo de sinergias apostaría a que un varón decidido a partir su tiempo entre el trabajo y los hijos está irremediablemente destinado al fracaso, que tarde o temprano acabará enloquecido y que saldrá en busca de la esposa para suplicarle por la reconciliación. Sin embargo, las cifras que algunas organizaciones manejan respecto al número de hombres exitosos metidos tanto en sus responsabilidades profesionales y familiares, cada vez son más alentadoras para aquellos que repentinamente tienen que redefinir su rol social para sacar adelante ambos aspectos de su vida.
Especialistas coinciden en señalar que no es fácil encontrar a un hombre que por iniciativa propia desee verse involucrado en una dinámica en la que tanto su trabajo como sus hijos se tengan que convertir en sus dos máximas prioridades. Sin embargo, una vez que esta circunstancia se presenta en su vida (ya sea porque la esposa lo abandonó, porque le solicitaron el divorcio o porque, desgraciadamente, enviudó), todos se encuentran dispuestos a «agarrar el toro por los cuernos» y echarle ganas a la complicada encomienda.
Ser papá y mamá al mismo tiempo, además de profesionista, en la teoría luce como algo sumamente aterrador. Por ende, en la práctica también debe serlo. Pero esto requiere del mismo grado de compromiso y voluntad que ser mamá soltera y bregar en el día a día para salir con el brazo levantado. Obviamente harán falta paciencia, comprensión, inteligencia, pero sobre todo, mucho amor. ¿No creen?
Y no olviden que todos los sábados los espero en punto de las 23:00 horas en su programa «Exclusivo Para Hombres», que se transmite por Telefórmula (121 de Cablevisión y 121 de Sky).