En voz baja y de forma muy discreta, los hombres platican sobre ellas. Muchos (cuando les llegan sus típicos «cinco minutos de sinceridad») reconocen haber caído en sus garras, lo que les ha provocado severos traumas. Algunos logran desenmascararlas a tiempo y valientemente emprenden el desenfrenado escape para no ser víctimas de ellas; pero otros, menos afortunados, descubren demasiado tarde (hasta que se han casado con ellas) que fueron engañados por una ¡¡¡¡MUJER ESPEJISMO!!!!
Pero, ¿cómo es eso?, ¿cuáles son las «mujeres espejismo»?, ¿qué hacen, dónde están, cómo son? Simple, amig@s lector@s, las pueden detectar en todos lados con suma facilidad. Son aquellas féminas que por medio de artilugios cosméticos (sin recurrir a cirugías plásticas o estéticas) se construyen para sí una belleza inexistente con la cual logran engatusar y enganchar a más de un incauto.
Lentes de contacto de colores, extensiones de cabello, bronceados artificiales, rellenos en el sostén, pantalones con el famoso sistema «levanta-pompa», fajas tortura-lonjas, prótesis para respingar la nariz, uñas postizas, espectaculares dentaduras postizas y maquillaje, ¡sí, toneladas de maquillaje!, todo con el exclusivo objetivo de ofrecerle a los hombres una ilusión óptica con la que caerán fulminados y completamente engañados.
¿Por qué ejercer semejante crueldad hacia los «pobrecitos», «inocentes» e «inocentes» hombres que sólo buscan a una dulce mujercita que tenga un corazón lo suficientemente noble para que primero los acepten como novios y después como maridos? Pues porque el varón es un animal (racional, pero animal a fin de cuentas) que funciona a través de instintos primitivos y lo primero que echa a andar al momento de cazar a una hembra es el sentido de la vista. Con el hombre, desde tiempos ancestrales funciona el cliché del «me gusta, lo quiero, ¡es mío!», sin importarle que el objeto de su deseo sea una mujer astuta y manipuladora.
Sin embargo, en este binomio de hombre incauto-mujer espejismo no hay inocentes ni culpables. La realidad es que vivimos en una sociedad que desde hace varios siglos a impuesto cierto tipo de estereotipos estéticos que en todo momento influyen en el gusto y preferencia tanto de hombres como de mujeres. Con los primeros, todo se reduce a conseguirse a una chava que esté buenísima, sin importar nada más y con las segundas, lo que impera es que si no luces como Kim Kardashian o Altair Jarabo pues ni te van a pelar. Cualquier otro argumento es totalmente desechable.
Los tiempos actuales, tan canibalizados y vertiginosos en casi todas sus aristas nos han convertido en víctimas inconscientes de la inmediatez. Hombres y mujeres respondemos a necesidades superficiales que difícilmente nos van a conducir a la felicidad plena y lamentablemente todos aceptamos un rol secundario en el que sólo cuenta que nos sintamos bien en apariencia y los demás nos acepten por como lucimos o por el look de nuestra más reciente conquista.
Yo creo que ya es tiempo de cambiar esa dinámica, ¿no creen?