Decía Ernest Hemingway, «París era una fiesta…»
Les digo, mis queridos lectores que Madrid es una fiesta… una fiesta de los sentidos que empieza en la mesa.
Pertenezco al grupo de personas que somos turistas especial: Los «gastronautas», y aunque suene exótico y hasta científico este título, se trata ni más ni menos de personas que recorren el mundo buscando saciar sus apetitos gastronómicos, pocos museos, algunos parques, miradas al mar: las visitas se remiten casi exclusivamente a restaurantes y uno de los paraísos elegidos, la Meca de los «gastronautas» es, sin dudas, Madrid.
Con Alfonso Cortina, propietario del Pago de ValleGarcía, y Carlos Falcó, Marqués de Griñón.
Por ahí estuve la semana pasada y tuve la fortuna de comer en casa de Alfonso Cortina con él y Carlos Falcó, y platicar sobre la asociacion de los Grandes Pagos de España que Falcó ha instaurado, una asociación sin ánimo de lucro que pretende defender y promover la elaboración de «vinos de pago» a través de diferentes acciones.
La asociación la componen 25 bodegas de diferentes Denominaciones de Origen, entre las que se encuentran Aalto, Abadía Retuerta, Alonso del Yerro, Bodega del Jardín, Calzadilla, Can Rafols dels Caus, Cérvoles, Dehesa del Carrizal, Enrique Mendoza, Fillaboa, Finca Sandova, Finca Valpiedra, Gramona, Luna Beberide, Manuel Manzaneque, Mas Doix, Mauro, Maurodos, Mustiguillo, Pago de Vallegarcía, Pagos de Familia Marqués de Griñón, Recaredo, Secantilla, Señorío de Arínzano y Valdespino.
Pero, ¿qué es un Pago? Se trata de un viñedo con unas características únicas y especiales. Estos productores se caracterizan por tener viñedo y bodega dentro de una misma propiedad, los cuales, además, deben reunir una serie de requisitos de elaboración y niveles de calidad. Estos equivalen, más o menos, a lo que los franceses conocen como los «Grand Crus», los mejores, los más exclusivos.
La Asociación Grandes Pagos de España quiere apostar también por el enoturismo para difundir los valores de marca Grandes Pagos. Para ello definirá su estrategia común de enoturismo contando con la asistencia técnica de «dinamiza», una estratégica que permitirá el impulso del enoturismo en todas las bodegas que forman parte de la Asociación, independientemente de su nivel de desarrollo.
En el corazón de Montes de Toledo esa misma tarde visité de la mano de Teresa, la enóloga ( junto con Adolfo)y Beatriz, directora de Grandes Pagos la bodega de ValleGarcía, bodega que nació en 1999 cuando Alfonso Cortina de Alcocer encargó a un reconocido profesor de viticultura australiano, el Dr. Richard Smart, proyectar la plantación de un viñedo en la finca Vallegarcía situada en dicha localidad. El primer viñedo se plantó en ese mismo año.
Con Carlos Falcó, Marqués de Griñón, Felipe y Alfonso Cortina
La primera cosecha se realizó en 2001 y durante los 4 años siguientes se hicieron pequeñas partidas de vino usando las instalaciones de la bodega vecina Dehesa del Carrizal. Animado por la calidad de los primeros vinos, reconocido por prestigiosos críticos, Alfonso Cortina construyó finalmente la bodega, muy bien equipada. El viñedo Villagarcía esta situado a 850 metros de altura y tiene 31 hectáreas de 5 variedades tintas y la Viognier.
Entre los vinos que comercializan está el Vallegarcía Viognier blanco fermentado parcialmente en barrica de roble francés. También los tintos Vallegarcía Syrah y Vallegarcía Cabernet Sauvignon Merlot, catalogados como vinos sabrosos y frutales.
Marqués de Griñón
Carlos Falcó y Fernández de Córdova, Marqués de Griñón, ha sido uno de los pioneros en la modernización de la viticultura y el vino en España. Al Marqués de Griñón lo conozco desde hace varios años y he tenido el placer de comer, beber y convivir con esta personalidad.
En 1974 introdujo en España las variedades de uva Cabernet Sauvignon y Merlot, que posteriormente extendió a la Chardonnay, Petit Verdot y Syrah. Los primeros dos vinos, realizados bajo la dirección del Profesor Emile Peynaud de Burdeos, fueron el Marqués de Griñón Rueda Superior 1982 blanco, presentado al mercado español en la primavera de 1983, seguido del Marqués de Griñón Cabernet Sauvignon 1982 tinto, presentado en Londres en 1986.
Con Carlos Falcó, Marqués de Griñón
En 1989 se inició la construcción en la finca de Valdepusa de una nueva bodega subterránea con aire acondicionado, una sala de fermentación con capacidad para 2 mil hl., una nave de crianza en barrica (capacidad: 2 mil barricas) y otra para la crianza en botella (capacidad: 600 mil botellas) en su finca de Malpica.
Entre 1989 y 1990 comenzó la producción de dos nuevos vinos, resultado de una larga investigación llevada a cabo en el Valle del Río Duero: Marqués de Griñón Rueda Superior Crianza, basado en uvas de la variedad verdejo fermentadas y criadas en barricas nuevas de roble francés. El otro es Marqués de Griñón Durius, vino de crianza basado en uvas Tinto Fino y Tinta de Toro.
En febrero de 1994, tras tres años de investigación y producción en colaboración con bodegas Berberana en su bodega de Ollauri (Rioja), se firma el acuerdo de joint-venture para la producción de vinos tintos finos en La Rioja.
En marzo de 2000, Marqués de Griñón descubrió la última zona del Valle del Duero, Los Arribes del Duero, adquiriendo una finca con 30 hectáreas de viñedo y construyendo una modernísima Bodega, Las Bodegas Durius.
Espléndidos los vinos del Marqués.
Con estos dos personajes, el arte, el buen gusto, el tributo al placer se vive intensamente.