Prima hermana de la ignorancia, la indiferencia, cuando se presenta en las relaciones de pareja, es una de las condiciones más dolorosas para quien resulta ser receptáculo de ésta. Pero, al momento en que ésta hace su terrible aparición, por lo regular siempre es porque resulta ser una reacción y no una acción, aunque esto no la exime de ser una de las tantas formas que se conocen de maltrato psicológico.
Pero, ¿qué provoca que la indiferencia haga acto de presencia en un noviazgo o en un matrimonio? Motivos, razones y pretextos hay muchos, créanme, pero el principal sin duda es la falta de comunicación entre hombres y mujeres. El distanciamiento que provoca la cotidianeidad, con ambos inmersos en sus respectivas actividades (principalmente aquellas derivadas de la profesión o de la carga hogareña), poco a poco va abonando a que en un determinado punto dos personas que se amaban entrañable y apasionadamente acaben transitando por separado caminos diametralmente opuestos en los que hay muy poco para compartir con el otro.
Sin embargo, la indiferencia también suele aparecer al interior de una relación porque uno de los dos componentes (o ambos) violó ciertos códigos no escritos que para los dos son «sagrados», por decirlo de algún modo, y aquel que se ve agredido con la falla del otro consciente o inconsciente cae en el mutismo, en lugar de dialogar para arreglar justo en ese momento el problema que se presentó. Aunque, de acuerdo a la escala de valores de cada individuo, por lógica resulta más sencillo solucionar situaciones como dejar destapado el tubo de la pasta de dientes que una infidelidad.
Con el transcurso de los días y la negativa de ambos a entrar en franco diálogo se llegará a un punto en el que al ofendido le resultará menos doloroso guardar total silencio que pedir una explicación a lo ocurrido; mientras que el ofensor (por vergüenza o por desinterés) llegará a un punto en el que no le resultará necesario ofrecer una disculpa por la violación cometida. Sin embargo, también hay que considerar que la indiferencia en una relación de pareja no necesariamente tiene que presentarse bajo escenarios similares a éste.
La indiferencia también puede llegar cuando uno de los dos involucrados en la relación deja de sentir amor por esa persona que no hace mucho tiempo provocaba que el corazón le latiera a mil por hora tan sólo por sentirla cerca. Insisto, la falta de comunicación, caer en el tedio y/o en el desinterés, dar por sentada que la relación y el amor estarán siempre presentes (sin darles su debido mantenimiento), también inciden en que los núcleos emocionales se resquebrajen. He sabido de matrimonios que no se dan cuenta que llevan seis meses sin dirigirse la palabra hasta que se presentan a una sesión de terapia. ¡¿Pueden creerlo?!
No permitan que eso les ocurra a ustedes. Erradiquen la indiferencia de sus vidas.
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