Cuando un hombre y una mujer deciden comprometerse en una relación es de sentido común que ambos deseen darse toda clase de confianza y certidumbre del mundo. Y uno de los temas en los que mejor pueden ejercitar este «músculo» es llevando a su novi@ o espos@ a su lugar de trabajo ya sea a una junta, desayuno, reunión, etcétera.
¿Por qué lo hacen? Pues para darle gusto a la pareja, sólo por eso. Pero lo hacen sin darse cuenta de que el costo de hacer esto será elevadísimo, tanto que los puede llevar a la catástrofe, porque involucrar a su novi@ o espos@ en su entorno laboral es concederle cierta potestad para que opine o se inmiscuya respecto a su trabajo y su forma de relacionarse con socios, jefes y compañeros.
Asimismo, en la mayoría de los casos unos y otros emitirán ciertos juicios por la manera como se llevan con las personas que integran su universo laboral: cómo se llevan con los demás (bien, mal o con demasiada confianza) y éste se convertirá en frecuente tema de discusión en subsecuentes roces. ¡Uff!, qué terrible situación…
Cuando alguien le pide a su pareja (ya sea velada o abiertamente) que lo «invite» a su lugar de trabajo, lo cierto es que lo está haciendo por varias razones: inseguridad, control de la relación, celos y un larguísimo etcétera. Aunque el argumento más socorrido tendrá que ver con el hecho de querer conocer a sus compañeros para convivir con ellos, atender en el ámbito profesional a sus socios-jefes o proponer ampliar su círculo de amistades con algunas salidas en pareja al cine, a un bar o un antro.
Quienes lo hacen normalmente son muy buen@s manipuladores y chantajistas, pero mientras no l@s conozcan en el fondo pueden hacerle mucho daño a la relación. Por eso es aconsejable que aunque al principio les cueste algunos pleitos, no cedan a este tipo de «solicitudes»; una vez más insistiré en establecer reglas muy claras desde un principio.
Pero lo anterior no es una generalidad, mucho ojo con esto. Porque también existen parejas que lo comparten todo (hasta el trabajo) y terminan siendo sumamente exitosos en todas las aristas de su relación, pero un escenario así requiere de mucha madurez, comprensión y, sobre todo, respeto.