No es que estén usando todo el poder de los gobiernos para ganar una elección. No. Están utilizando todo el poder del Estado. Ya involucraron hasta a los militares. El mensaje es muy claro: van con todo, por todo, en el 2024.

No tienen recato. Vuelan en aviones de las Fuerzas Armadas. En un acto partidista de Morena se presenta, uniformado, el general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional. Aquí ya lo había dicho en múltiples ocasiones: tanta militarización de actividades civiles desembocaría, inevitablemente, en una mayor intervención del instituto armado en la política. Gravísimo. Si algo hizo bien el PRI a lo largo de tantas décadas que gobernó el país fue separar el poder castrense del civil. Gracias a eso, en México no hubo golpes militares como en otros países de América Latina.

El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, viaja en un avión militar acompañado del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, a un mitin partidista. López anuncia, con soberbia, que despedirán a todos los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), quienes se irán “con la cola entre las patas”. Este es el funcionario del gobierno federal encargado de llevar una relación cordial con los otros poderes, incluyendo los institutos autónomos. Pero eso le vale un pepino al secretario. Hoy está pintado de guinda y, sin recato, vocifera a favor de su partido amenazando al INE en vísperas de la consulta popular de la revocación de mandato. El general Rodríguez Bucio y el líder morenista, Delgado, le aplauden. Bonito espectáculo.

La pregunta es obvia: ¿qué estarían diciendo los morenistas si el PAN o el PRI hubieran hecho lo mismo? ¿Acaso no estarían rostizando al gobierno en turno aduciendo, con toda razón, la utilización de recursos del Estado para promover un ejercicio electoral?

Yo no tengo nada en contra de que los políticos hagan política. El problema es que estos políticos, los que están hoy en Morena, fueron los que presionaron para tener una ley estúpida que limita la libertad de expresión. Es una pésima legislación, pero es la que está vigente. Y, con toda impunidad, una gran cantidad de funcionarios del gobierno de AMLO la está violando.

Que tome nota el crimen organizado. En México, la ley no es obligatoria, sino voluntaria. Si al evasor de impuestos, al secuestrador o el secretario de Gobernación no le conviene respetar la ley, pues no importa porque, como dijo el presidente López Obrador, “la justicia está por encima de la ley”. Y que cada quien defina, como se le pegue la gana, lo que es justo y decida si cumple o no la ley. Bonito mensaje.

Al acto político también asiste el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, quien ha pedido unas vacaciones o una licencia (no queda claro cuál) para dedicarse a hacer campaña a favor de la ratificación de su jefe. Hombre, se puede dar este lujo porque ya no hay violencia en México. Que se tome, tranquilo, unos días para irse posicionando como candidato de Morena a la gubernatura de Coahuila.

Mal por donde se vea. Una de dos. O se sienten muy débiles porque creen que no tendrán buenos resultados el próximo domingo en la revocación de mandato, en las elecciones de gobernador en seis estados en julio y en el 2024, que fuera máscaras y a ganar (“haiga sido como haiga sido”) violando la ley y utilizando los militares. O es la arrogancia del poder. Creen que ellos lo pueden todo. Que el electorado no los va a castigar por su impudicia. Debilidad o arrogancia, el hecho es que están abusando de su poder.

En 1989, cuando el PRI por primera vez perdió una gubernatura en las urnas en Baja California, el líder del sector obrero de ese partido se rehusó a aceptar el resultado: “A balazos llegamos al poder, a balazos nos sacarán”. Así era la cultura priista. Afortunadamente, los bajacalifornianos no dejaron que se robaran la elección cuando ya el presidente Salinas pretendía negociar un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Por el potencial conflicto político y social, los priistas tuvieron que apechugar y entregarle el poder a los panistas.

Hoy, los morenistas envían el mensaje de que no van a dejar el poder aunque la mayoría de los mexicanos así lo quiera. Descarados, están haciendo todo para quedarse con todo, desde ahora. Se pasan la ley por el Arco del Triunfo; la quieren cambiar para apoderarse de las autoridades electorales; incluso están echando mano de los militares. Está clarísimo. La pregunta es qué hará la ciudadanía frente a este intento grosero de los herederos de Fidel Velázquez de quedarse en el poder a toda costa.

           Twitter:@leozuckermann

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