Una de las calles más conocidas en San Diego es la Quinta Avenida, lugar lleno de restaurantes para todos los presupuestos. Desde Marina South Park, con vista al mar, hasta la calle principal Broadway. Las mesas a pie de calle lucen llenas, mientras los meseros atienden cada velada a miles de paseantes.

En las noches, el centro de San Diego está iluminado y lleno de personas provenientes de diferentes partes del mundo que buscan divertirse en su downtown.

El transporte es moderno. Hay una abundante red de modernos camiones dobles y además una red de trenes urbanos. Para ir del centro de San Diego a Tijuana se puede tomar un tren Blue Line en ruta San Ysidro-Tijuana.

Si se cruza a pie, se verá que toda el área se está remodelando. Los tijuanenses y sandieguinos no deben pagar nada por cruzar. La infraestructura la pagan los gobiernos, pero a los usuarios no se les cobra ni un centavo.

Una vez en Tijuana, aunque sea de noche, el centro de la ciudad está muy activo. La calle principal y la más conocida es la Revolución. Tiene restaurantes, áreas culturales y mercados. Muchos anuncios están destacados primero en inglés, y después en español. El turismo de San Diego sigue cruzando a Tijuana.

Las ciudades fronterizas tienen vida, y se apoyan en conjunto.

Al visitar ciudades parecidas a las nuestras, nos damos cuenta de las oportunidades que tenemos y los retos que tenemos en conjunto.

Una de las cosas interesantes que han realizado es que ante la falta de agua, en San Diego ya construyeron una planta desalinadora para procesar el agua de mar y hacerla potable. El proyecto lo adelantaron y ya está en funcionamiento. Lo mismo ocurre en Tijuana, donde ya hay una empresa que presentó un proyecto similar.

Tijuana depende del agua del río Colorado. Por eso debe buscar vías alternas.

Nuevo Laredo depende igual, de un río, el Bravo. ¿Cuáles son nuestros planes alternos? ¿Cuáles son las opciones que tenemos en caso de que el agua del Bravo -ojalá y nunca pase- sea insuficiente?

San Diego y Tijuana tienen retos similares a los nuestros.

La Revolución de Tijuana tiene su equivalente en la Guerrero, de Nuevo Laredo. Laredo, Texas también merece una Quinta Avenida.

Tijuana pasó una época difícil por la violencia, y logró recuperarse. Ojalá aquí también ocurra lo mismo y los hechos violentos se acaben.

Las fronteras deben trabajar unidas, por su propio bienestar.

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