Los terroristas se han salido con la suya: han logrado que en Estados Unidos haya cada vez menos libertades, que se instaure una especie de Estado policiaco obsesionado por vigilar todo. El último capítulo de esta deprimente realidad es el derecho de los agentes fronterizos a revisar el contenido de celulares, tabletas y computadoras portátiles. Una pesadilla orwelliana.

En las redes sociales circulaban rumores sobre el tema. Algunos noticieros incluso reportaron cómo una mexicana se había rehusado a entregar su teléfono a los agentes fronterizos estadunidenses; finalmente habría aceptado, pero como encontraron memes que se burlaban de Trump, le habrían negado la entrada a Estados Unidos y revocado su visa. Mensajes de supuestos expertos migratorios recomendaban borrar todo contenido crítico de los políticos y las políticas estadunidenses antes de viajar a ese país. Me rehusaba a creerlo. El martes, sin embargo, apareció en The New York Times un artículo titulado “¿Cuáles son sus derechos si los agentes fronterizos desean buscar en su teléfono?”. Resumo el contenido para que usted, como yo, se deprima:

1.- “Las leyes creadas que permiten a los agentes fronterizos buscar en las bolsas sin la aprobación de un juez, con fines de inmigración o seguridad, se han extendido a dispositivos digitales”.

2.- “Pero activistas dicen que inspeccionar un dispositivo digital es mucho más intrusivo que inspeccionar una maleta. Señalan que el dispositivo puede contener no sólo fotos y mensajes personales, sino también comprometer a cualquier persona con la que el propietario pudo haberse comunicado”.

3.- “¿Pueden los agentes obligarle a desbloquear su teléfono o portátil? No. Pero pueden pedirle que cumpla voluntariamente y que la experiencia sea bastante incómoda si resiste. Los viajeros deben decidir cuánto problema están dispuestos a soportar […] Viajeros informan que han estado detenidos durante horas e interrogados agresivamente […] Usted puede terminar perdiendo su dispositivo, ya que los agentes podrían tomarlo durante semanas antes de devolvérselo. También podrían copiar los datos”.

4.- “¿Pueden los agentes forzarlo a entregar las contraseñas de los medios sociales? No. Pero al desbloquear sus teléfonos es más probable que los agentes tengan acceso completo a sus cuentas de redes sociales, incluso si no les dicen las contraseñas. Dado que la mayoría de las personas permanecen conectadas a sus cuentas en sus teléfonos, desbloquear el teléfono permitiría a los agentes revisar los mensajes privados de Facebook, mensajes directos en Twitter y las fotos de Instagram que están configuradas para ser accesibles sólo para amigos”.

5.- “¿Qué debe hacer si le sucede a usted? Es una decisión individual. Como cuestión de principio, dice Robert McCaw, director de Asuntos Gubernamentales del Consejo de Relaciones Americanas-Islámicas, la gente no debería desbloquear sus dispositivos y sí solicitar un abogado”.

6.- “Los viajeros que no son ciudadanos estadunidenses podrían tener más problemas, especialmente si están volando a Estados Unidos. Mientras a los ciudadanos se les garantiza la reentrada, a los extranjeros se les puede negar el ingreso”.

En suma, si uno llega flojito y cooperando, dispuesto a que los agentes se metan en su vida privada, no tendrá problema alguno. Si, en cambio, uno se pone necio defendiendo su derecho a la privacidad, prepárese para pasar un mal rato con la posibilidad que le nieguen la entrada a Estados Unidos y, en una de esas, confisquen temporalmente su dispositivo. Un horror.

El artículo mencionado revela que esta política comenzó con Obama. Un portavoz de la agencia de aduanas informó que en 2015 “habían inspeccionado cuatro mil 444 celulares y 320 dispositivos electrónicos: un 0.0012% de los 383 millones de todas las llegadas”. Nada. Pero existe evidencia de que la administración de Trump piensa incrementar esta deleznable práctica. Lo increíble es que Estados Unidos no necesita de estas revisiones, ya que, gracias al pitazo de Edward Snowden, sabemos que las agencias de inteligencia de ese país espían los contenidos digitales de miles de millones de personas en todo el mundo. El Gran Hermano ya nos espiaba, pero lo hacía en secreto. Ahora quiere que lo sepamos para infundirnos miedo. Violaban ya nuestro derecho a la privacidad, ahora nos lo restriegan en la cara. Así los tiempos actuales en que cada vez hay menos libertades en Estados Unidos. Muchas gracias, señores terroristas. Muchas gracias, autoridades gubernamentales estadunidenses.

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