Cuando uno emigra a otro país voluntariamente lleva la ilusión de recrear y visionar una mejor calidad de vida, con sueños a realizar y un futuro más estable y seguro para la familia y uno mismo.

Pero el llegar a otro país tiene sus retos, ya que uno tiene que adaptarse a un país nuevo, valores o estilos de vida diferentes, leyes distintas , y también alejarse muchas veces de su  familiares y amigos que siguen  en el país de origen , y tener el desafío de crear nuevas amistades, relaciones , y también el proyecto profesional o de trabajo.

Nosotros llegamos en el 2000 a la hermosa ciudad de San Diego, veníamos con un trabajo en la comunidad que nos daba la posibilidad de tener una base económica para los primeros años. Después de 4 años este trabajo culmino y tal vez aquí fue el momento donde me enfrente a la realidad del inmigrante, sin trabajo y sin los estudios reconocidos por este país.

Después de buscarle por muchos lados y sin el apoyo que tal vez hubiéramos tenido en México , decidí que el mejor camino era poderme abrirme camino a través de volver a  estudiar para tener mi carrera de psicólogo aquí en los Estados Unidos . Hoy los llamo los siete años de las vacas flacas , ya que ese  fue el tiempo que me tomo completar una maestría y el doctorado en psicología clínica, y con esto tener las posibilidades de vivir adecuadamente  en este  país., y mientras buscar  alternativas  para sobrevivir.

Después de estos años de vacas flacas, las vacas gordas comenzaron, y con esto la estabilidad y la mente despejada y lista para continuar recreando. Fue en ese momento cuando entre las muchas conversaciones de nuestras vivencias y vidas con mi amigo y también psicólogo Pepe Cherbowsky comenzamos a soñar la posibilidad de que algun día podríamos crear una asociación latina de profesionales de la salud  mental  aquí en  san Diego junto con las personas en  Tijuana. Queríamos brindarles una base, una plataforma y una posibilidad de ayuda y apoyo a nuestros colegas y a nosotros mismos.

Nuestras conversaciones fueron tomando forma, pero por mucho tiempo fueron ilusiones y sueños, ya que también reconociendo que este es un país orientado al trabajo, esto nos daba poco margen para juntarnos y recrear nuestros sueños.

Hace dos años nos hicimos de la idea que teníamos que desarrollar este proyecto ahora, sino lo más seguro quedaría en el tintero. Nos abocamos a juntar profesionales que podrían soñar junto a nosotros, y final de cuentas creamos un comité de 8 personas que pusimos a volar este sueño.

Después de varios meses de reuniones e ideas, formamos lo que hoy en día es ALAS de San Diego; Asociación Latina de profesionales de la salud mental. La primera actividad fue programada en septiembre del 2016 en la biblioteca de Coronado, no sabíamos que esperar de nuestra propuesta, pero con gran alegría llegaron y se incorporaron más de 60 personas a esta primera actividad.

Después de mucho esfuerzo y trabajo, ALAS de San Diego cumplió un año de vida, celebrándolo en el mismo lugar donde comenzamos, la biblioteca de Coronado. Hermoso festejo, con música, comida y actividades lúdicas par celebrar.

Hoy ALAS es una realidad con más de 150 miembros y ya volando para recrear mayores ilusiones a través de encuentros, actividades y apoyo a este hermoso grupo de profesionales.

El sueño de dos inmigrantes se ha desarrollado y entendemos que es necesario crear y recrear nuestras propias realidades para seguir creciendo y proyectando nuestras vidas, no solamente como profesionales, sino como latinos, y también fortificando nuestras propias identidades.

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