Para desgracia de esta especie, el área que habita está rodeada por tres poblaciones de pescadores.

Pescadores que por falta de oportunidades han sido seducidos por la ilegalidad: la pesca de totoaba, la cual se ha convertido en un poderoso cártel sin visos de ser desarticulado.

En las redes de enmalle (formadas por un paño de red de hilo de forma rectangular y dos cuerdas, la de flotación y la de hundimiento) usadas para la totoaba, las vaquitas se enmallan o enredan encontrando la muerte.

A ello, sumemos estrategias fallidas para su protección. Ahí está El Nido, el santuario ubicado en San Felipe, Baja California, parte del programa Vaquita CPR (Conservación, Protección y Recuperación), al cual se le invirtieron tres millones de dólares. El objetivo era preservar, a partir del confinamiento, a la especie, pero la muerte de un ejemplar adulto, después de ser capturada a finales de 2017, hundió el programa. No sólo eso. La corrupción también ha sido cómplice de que la vaquita esté en la lista roja.

En el sexenio pasado, como parte del programa de conservación, se lanzó un decreto de zona restringida para los pescadores, por lo cual hubo apoyo económico para éstos. Pero —siempre hay un maldito pero cuando de dinero se trata— la Auditoría Superior de la Federación detectó irregularidades en el Programa de Recuperación y Repoblación de Especies en Riesgo dependiente de la Semarnat. Resulta que 7.2 millones pesos se entregaron a personas fallecidas y a pescadores que no pudieron acreditar su domicilio en la zona.

Ahí está parte de la respuesta del porqué continúa sin freno la pesca ilegal. Los piratas que venden la vejiga o buche de la totoaba en China lo hacen por muchísimos dólares.

Así, la marsopa más pequeña del orbe podría extinguirse este año, porque la pesca de totoaba ha iniciado, de acuerdo con Jorge Urbán Ramírez, investigador e integrante del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA).

En su cuenta de Twitter, el también responsable del Programa de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) escribió: “En la última reunión del CIRVA se concluyó que a menos que se tomaran acciones la vaquita se podría perder en los próximos meses o años durante la actual administración”.

Y al momento de escribir, ni una sola autoridad mexicana ha salido a dar información o a dar explicación alguna sobre las medidas a tomar para evitar la desaparición de la vaquita. Lo poco que sabemos es gracias a investigaciones periodísticas, como lo referente a los esfuerzos para protegerla del grupo ecologista Sea Shepherd Conservation Society.

Los voluntarios de esta organización, por las noches, abordan las embarcaciones M/V Farley Mowat y la M/V White Holly y se lanzan a las aguas del Mar de Cortés para detectar redes de enmalle ocultas y sacarlas.

Para México perder a la vaquita marina significará un rotundo fracaso por un sinfín de omisiones y corrupción. Es de esperarse que el escrutinio internacional coloque a nuestro país como una nación poco o nada comprometida con la protección y conservación de la biodiversidad. Lástima, porque México es reconocido como el cuarto país más biodiverso del mundo.

Y como lo han dicho algunos investigadores, podrá acabarse el problema con la desaparición de la vaquita marina, pero el de la pesca ilegal de la totoaba continuará y pondrá en jaque a otras especies del Golfo de California.

En la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) de entre los animales amenazados o en peligro de extinción que habitan en México, además de la vaquita marina y la totoaba, se incluyen: tortuga golfina, ajolote, guacamaya roja, ocelote, oso negro de Nuevo León, manatí de Tabasco, perrito de la pradera, teporingo, armadillo de cola desnuda, tapir y loro de cabeza amarilla, entre otras especies.

A nivel global, en lo que va del año ya se registró la primera extinción: el caracol hawaiano (Achatinella apexfulva), de acuerdo con National Geographic.

Si la vaquita marina se extingue en unos meses, quizá sería la segunda especie en morir en 2019.

Cada animal que desaparece del planeta es el resultado de nuestra indiferencia.

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