Hasta la fecha, el hombre no ha entendido que el poder significa tener la decisión correcta para trascender en el futuro, mas no para controlar al entorno. La pandemia nos ha dejado lecciones del cómo somos tan vulnerables ante cualquier ser vivo menor a un grosor de un cabello; nos cambió la visión en cuanto a lo que pensamos sobre lo que debería ser el mundo.

Hoy, en México estamos teniendo un estancamiento en el crecimiento de la población, ante los decesos de personas en los últimos 18 meses; en el futuro inmediato causará problemas a la economía, al no tener la fuerza laboral y de conocimiento de quienes eran parte del desarrollo interno.

Al mismo tiempo se ha incrementado la pobreza, derivado de tener una población de 7.4 millones de personas que ganan entre uno a tres salarios mínimos, del 2018 a 2020; repercutiendo en forma directamente proporcional a la reducción per cápita de las personas, contrayéndose en un 11% en el mismo intervalo de tiempo. ¿Por qué te preocupas de que haya más pobres? Sí, esto continuará creciendo.

No importa que tengamos programas en desarrollo social, estos no ayudan al desarrollo económico y al contrario, bajan el ingreso per cápita, al ser un dinero cautivo circulante. La pregunta es, ¿quién pagará por la energía, servicios o productos?; al no circular dinero que no sea del presupuesto de la nación, que provengan de los salarios de la burocracia o de apoyos a sociales.

No más bribonería

No deben existir más bribones en la economía del país. En México, somos un país de servicios y dependemos de los negocios, proyectos o inversiones de la inversión pública o privada. Dependemos de la certidumbre financiera, política, en seguridad y ahora en salud.

La realidad de la actualidad apuesta a que solo el peculio provenga en su mayoría del gobierno, por medio de decisiones que conlleven a un control de las actividades del mercado; el cual requiere que sean cubiertos velozmente, ante los cambios generacionales en torno al consumo energético. La economía no se moverá en un mercado si no hay dinero, energía y salud.

En México continuamos apostando a las empresas productivas del Estado (EPE), cuando la principal de estas en el sector de hidrocarburos se está sofocando con su deuda de corto y largo plazo, la están estresando para poder cumplir con el objetivo de esta administración. Pero quedó confirmado que esta no puede ser la garante del “todo”; debido a que tienen accidentes, fallas y requerimientos de dinero para poder realizar el “todo”.

 

En los últimos días, de igual forma se demostró que una administración no puede controlar el mercado ante una demanda de insumo. El actual gobierno esperó que el gas licuado de petróleo tuviera una reducción acorde a las proyecciones estigmatizadas, con la idea de que bajaría el precio. La realidad no es así, y no lo será, debido a que depende de factores del cómo es concebido el mercado; en función de las necesidades y del costo de distribución para su consumo.

Un país inicia con el desarrollo económico que se fundamenta en las actividades de la población. En México, la parte del sector secundario donde inician los negocios, no crece; por el contrario, en los últimos tres años se contrajo en un 2%. Al no haber negocios, mucha gente pierde su trabajo e ingresa al sector terciario, aumentando en un 6% esta actividad; pero se contratan con salarios reducidos, sin tener un crecimiento en conocimiento de largo plazo.

 

Decisión hacia la transición energética

El presidente Joe Biden anunció los pasos para impulsar el liderazgo estadounidense en los automóviles y camiones que generen combustiones limpias. ¿Estaremos preparados para dar el salto cuántico y adaptarnos a esta nueva revolución industrial?, al permitir el estancamiento de la evolución, al orientar que las EPE sean las garantes del cambio, si la más importante está con altas deudas, ¿de dónde obtendrán el dinero para realizar los cambios en pro de alinearse a las cero emisiones? a colaborar en la reducción del incremento de la temperatura en el planeta.

 

La Comisión Reguladora de Energía (CRE) discute normatividades en función no de la evolución tecnológica, sino de una adaptación de lo que hay disponible en el mercado de las EPE.

Esto lo observamos en las continuas solicitudes de los estados que desean ser escuchados, como Nuevo León, que está dispuesto adaptarse a cambios tecnológicos; su ejemplo es el de permitir el 10% de etanol en la gasolina, con base en datos de investigación. Así, podrá ser el primer estado (como California en nuestro país vecino) que pueda separarse de lo común y ser la punta para el cambio.

Una economía estacionaria no genera crecimiento, al no tener desarrollo interno, y al depender de la población económicamente activa (PEA), y esta a su vez del crecimiento poblacional que pueda tener un poder adquisitivo. Sin esto, ¿de qué sirve tener empresas fortalecidas por el Estado si no habrá quien pague por la energía transformada?, al ser un país deficitario dada la importación de energías primarias y secundarias.

¿Quién es el bribón?

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