Aunque con el tiempo se ha incluido a la mujer en la fuerza laboral del país, el reclamo entre generaciones es el mismo: desde hace más de 60 años las mexicanas han sido las encargadas de las labores domésticas, lo que se ha erradicado lentamente al fomentar la conciencia de género.

Francisca Gutiérrez, de 84 años, es prueba de ello. A los 18 años se casó con Adolfo. Con nulos estudios, como 40.93 por ciento de las mujeres de 1955, se dedicó al hogar, al igual que 80.41 por ciento de ellas.

Sus tres hijas, de entre 59 a 63 años, también omitieron la escuela, pues su padre se las negó, pero se convirtieron en pilares económicos a la par de hacer las labores domésticas.

No fue hasta 1970, año en que nació Elena Macías, que el Inegi reportó una baja de más de 11 puntos en la estadística de mujeres sin ningún tipo de estudios, al señalar que sólo 29.54 por ciento no contaba con algún grado de escolaridad.

No obstante, la sonorense, dedicada a la contabilidad, regresaba a su casa para preparar la comida y hacer limpieza, como 69.67 de las mujeres ocupadas de hace 50 años.

“Es un comportamiento que se hereda y, por lo mismo, puede llegar a cambiar”, mencionó Ana Gamboa, del Observatorio de Violencia Social y de Género de la Ibero Puebla.

Datos de la Cepal alertan de un retroceso en la participación femenina dentro del mercado laboral, equiparable al de hace 10 años, debido a que muchas madres de familia no retomaron la búsqueda de empleo.

Por ello, con sólo 24 años, Lorena López, del Edomex, se identifica con la generación de su abuelita, quien hace 66 años también era responsable de las labores de su casa, de las que ahora ella se encarga al igual que 61.19 por ciento de las mujeres mayores de 12 años actuales.

Sin embargo, lo que une a todas ellas, es la esperanza por el futuro, pues aseguran que, aunque poco, ha habido un avance en los roles que desempeña la mujer en el hogar, algo que esperan sea equitativo con el tiempo.

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