«La salud es la riqueza real
y no piezas de oro y plata».

Mahatma Gandhi

El sexenio está entrando en su última fase y difícilmente se verán cambios a una política de salud caracterizada por promesas, ocurrencias y carencia de resultados. Es por ello que se necesita conocer en las próximas campañas electorales cuáles serán las propuestas que puedan iniciar el cambio de rumbo en materia de salud.

Si bien las necesidades son muchas, describo tres que a mi juicio serían prioritarias. Estas medidas tendrán que establecerse no como promesas, sino con una base estructural para iniciar ese camino hacia una mejor salud para nuestro país.

La primera sería reactivar y fomentar los programas de vacunación. Actualmente solo uno de cada 3 menores de 18 meses tiene el esquema básico de inmunizaciones; de continuar así, tendremos brotes de polio, tosferina, difteria, sarampión, entre otras enfermedades infecciosas que parecerían de la Edad Media. Esta es la Semana Internacional de la Vacunación y los mensajes de la autoridad son nulos. Se deben realizar campañas de vacunas que refuercen los mensajes sobre los beneficios, de otra forma se perderá la cultura de este pilar de la medicina preventiva.

En segundo lugar tenemos médicos desempleados y carencia de los mismos. Se ha mencionado la necesidad de más médicos especialistas; «este año tendremos 50,000 nuevos especialistas», ha prometido la autoridad sanitaria. La realidad es simple aunque no quiera verse. El número de médicos con especialidad que pueden graduarse año con año no es mayor a 10,000. Requieren de preparación en hospitales de alta especialidad en al menos uno de los tres o cuatro años que dure su formación. El ofertar plazas cuando no existe la capacidad para una adecuada preparación conlleva el riesgo de tener médicos especialistas de mala calidad e incluso de mandarlos al extranjero como se hizo en años recientes, donde los que no obtuvieron plaza fueron enviados a Cuba. Cada año se gradúan 16,500 nuevos médicos y hay alrededor de 40,000 rezagados que no han ingresado a una especialidad. El Examen Nacional para Residencias Médicas (ENARM) no es perfecto y han existido fraudes que han dejado a médicos mejor preparados sin especialidad. Pero se requiere de un filtro que permita que los mejores médicos generales se conviertan en los especialistas del futuro.

Entonces ¿qué hacer con tantos médicos generales que no alcanzan el puntaje para una especialidad? México tiene una enorme necesidad de buenos médicos de primer contacto para resolver los problemas comunes de la población y establecer las bases de una buena medicina preventiva. Capacitar con cursos de atención primaria, con guías claras y sencillas para prevenir, diagnosticar y tratar los problemas principales de salud, como obesidad, diabetes e hipertensión, disminuiría la carga de pacientes que requerirán hospitalización. En lugar de buscar tener más especialistas mediocres, busquemos preparar y ocupar al gran número de médicos generales que ya existen y están desempleados.

Por último, urge restablecer la cadena de obtención y distribución de medicamentos porque, aunque se dice que tenemos los suficientes para este año, la realidad es otra: carecemos de medicamentos oncológicos, psiquiátricos y qué decir de los antivirales para Covid-19, cuyo control hermético por la autoridad complica su uso. En días recientes tuve un paciente de 85 años con SARS-CoV-2, pero para recibir el medicamento tenía que acudir el enfermo al sitio donde se distribuía, esa es la lógica en este gobierno.

¿De qué sirven obras faraónicas, algunas de ellas inservibles?, ¿de qué sirven las ayudas económicas si la persona tendrá que gastarlas en consultas médicas de mala calidad o en medicamentos para una enfermedad crónica que no fue prevenida? Sin programas de prevención adecuados, la población enfermará, el gasto en salud aumentará y las obras en las que se usó el presupuesto de salud quedarán como monumentos de las muertes que no se previnieron.

El autor es Médico Internista e Infectólogo de México.

@DrPacoMoreno1

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