López Obrador ha anunciado una decisión de la más alta importancia. En cuanto tome posesión como Presidente, desaparecerá todas las delegaciones del gobierno federal en los estados. En su lugar, habrá un solo coordinador estatal en cada entidad federativa encargado de gestionar todos los programas y recursos de la administración pública federal. ¿Qué papel jugarán estos nuevos coordinadores frente a los gobiernos de los estados y municipios que son, a fin de cuentas, las autoridades legal y legítimamente elegidas?

La primera figura que me viene a la mente es la de un procónsul romano. En la Roma republicana, el Senado nombraba cada año a dos cónsules que eran una especie del Poder Ejecutivo. Los senadores también tenían la facultad de designar procónsules que representaban el poder consular en las regiones lejanas de Roma, tanto las conquistadas como las que estaban en proceso de conquista. Los procónsules ejercían la soberanía, el imperium, de Roma.

Caída la República, los emperadores romanos sostuvieron la institución proconsular. Algunos los nombraba el Senado, otros el emperador. Todos seguían representando los intereses de Roma en las provincias. En algunas de ellas, se toleraba la existencia de gobernantes locales. Sin embargo, el verdadero poder lo tenían los procónsules romanos, los que gozaban del imperium para mandar y castigar. Bueno, pues López Obrador parece que ya nombró a los procónsules que gobernarán, a su nombre, en cada estado del país.

¿Por qué? Por una razón elemental. De cada peso que gastan los gobiernos de los estados y municipios, el 85% en promedio proviene de la Federación. Algunos de estos recursos están en la ley, otros son discrecionales. A eso hay que sumar los miles de millones de pesos de infraestructura que gasta el gobierno federal en las localidades. En suma, el poder del dinero lo tiene la Federación. Agréguese el mayor poder coercitivo del gobierno central: el mando sobre la Policía Federal, el Ejército y la Marina. Lo que tendremos, entonces, son coordinadores estatales de AMLO con un mayor poder que los gobernadores y presidentes municipales. Una especie de procónsules romanos.

Interesante ver la lista de quiénes serán dichos coordinadores. Tienen un perfil más político-partidista. Con el gran poder que tendrán, muchos se encargarán de fortalecer la estructura territorial de Morena en cada estado. En lugar de gestionar las legiones militares romanas, construirán legiones políticas morenistas. AMLOestará armando un ejército político para que su movimiento se quede en el poder por varios lustros. Cada uno de sus coordinadores realizará la “leva”, utilizando el gran poder de la administración pública federal.

Veamos lo que ocurrirá, por ejemplo, en el Estado de México. El gobernador legal y legítimo es el priista Alfredo del Mazo. En las pasadas elecciones del primero de julio perdió, sin embargo, la mayoría en el Congreso local que ahora estará en manos de Morena. La gran mayoría de las alcaldías en los principales municipios también las gobernará Morena. Y, ahora, el próximo Presidente ha nombrado a Delfina Gómez, excandidata que perdió con Del Mazo, como su coordinadora estatal. ¿Quién, en realidad, será el poder en el Edomex? ¿El soberano local o el procónsul de AMLO? ¿Alfredo o Delfina? Yo no tengo duda: Delfina. La procónsul no sólo ejercerá su poder, sino que además se convertirá en la próxima candidata de Morena para las siguientes elecciones de gobernador. En este sentido, los procónsules serán, también, candidatos adelantados.

Se trata de un proceso de recentralización del poder en México. Como en el pasado autoritario priista, el Poder Ejecutivo Federal mandará sobre los gobiernos locales.

Algo de justicia hay en esta medida. Los gobernadores fueron los más grandes beneficiarios de la democratización en México. Como nunca, tuvieron dinero y poder. Pero se comportaron como adolescentes a los que sus padres les dieron una tarjeta de crédito sin límite. La gran mayoría enloquecieron. El poder absoluto los corrompió totalmente. Ahora habrá un nuevo “papá” que no sólo les va a quitar la tarjeta de crédito, sino que además les va a poner a un tutor para controlarlos. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, la frase “haber menester tutor” significa que alguien es “incapaz para gobernar sus cosas o demasiado gastador o manirroto”. Nunca mejor dicho de nuestros gobernadores en los últimos 18 años: Se hicieron menester de un tutor.

Procónsules, candidatos y tutores: los tres papeles que jugarán los nuevos coordinadores estatales de AMLO.

                Twitter: @leozuckermann

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