El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) actualizó sus expectativas económicas e informó que los indicadores recientes sugieren un estancamiento de la economía en el país, tras la caída de 0.4% real en el PIB del tercer trimestre, la actividad industrial creció 0.6% mensual en octubre, comenzando bien el último trimestre del año, impulsada sobre todo por las manufacturas, que repuntaron 1.8% en el mes, aunque con una contracción marcada de 1.3% en la construcción, lo que resulta preocupante al ser un buen indicador adelantado de la actividad económica.

En términos de la inflación anual, preocupa que alcanza en noviembre su mayor nivel en dos décadas, lo que requiere de la actuación firme del Banco de México. La inflación registró 1.14% mensual en noviembre, la más alta para un mes de noviembre desde 1999, sumando diez sorpresas al alza en el año y alcanzando una lectura anual de 7.37%, la más alta desde el 2001. La inflación subyacente también presentó una nueva sorpresa al alza, sumando doce meses consecutivos con estas sorpresas, y alcanzando un comparativo anual de 5.67%, la mayor desde el 2001 también.

 

El IMEF señala que, si bien la mención a una alta incertidumbre sobre las perspectivas económicas se está convirtiendo en lugar común, para el 2022 debe repetirse la advertencia para interpretar los pronósticos con la debida reserva. Los pronósticos actuales del Comité de Estudios Económicos del IMEF para 2022, de un crecimiento del PIB de 2.9% y una inflación de 4.1%, reflejan las tendencias que podrían presentarse en la economía en ausencia de nuevos choques importantes. Estos choques, que por su naturaleza son impredecibles, podrían tener una probabilidad de ocurrencia mucho mayor a la que se recoge en los pronósticos.

En el entorno doméstico, una eventual aprobación de las reformas en discusión sobre el sector energético podría tener consecuencias muy negativas y palpables sobre la economía y las variables financieras, produciéndose con una alta probabilidad, el recorte a la calificación soberana, salidas de capital más aceleradas, presiones más marcadas sobre el tipo de cambio y las tasas de interés, así como una nueva recesión en la actividad económica. Un entorno político interno especialmente intenso es otro de los elementos que inyectan incertidumbre al desempeño de nuestra economía en el 2022, sobre todo si se traduce en debilitamiento de instituciones clave, como el INE, o en medidas de política pública desafortunadas.

Otro punto es que la agencia calificadora Standard and Poors ratificó la nota de BBB para la deuda soberana de largo plazo en moneda extranjera, manteniendo la perspectiva negativa sobre la calificación, lo que quiere decir que hay la posibilidad de una baja en el próximo año. En su comunicado, advierten que la reversión de algunas políticas o un debilitamiento de instituciones clave como Banco de México, podrían llevarlos a bajar las calificaciones. Por el contrario, una gestión económica eficaz y medidas para contener los pasivos contingentes de las empresas públicas de energía, podrían prevenir una erosión del perfil financiero soberano y hacer que revisaran la perspectiva a estable. Además, el gobierno inyectará 3.5 mmd a Pemex y anuncia acciones en la petrolera.

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