La tradición en México sostiene que, aquellas personas que logren encontrar el muñeco escondido dentro de la Rosca de Reyes, serán las madrinas y padrinos del niñito Jesús. Posteriormente, la figura del bebé Jesús se traslada a un templo para recibir la bendición de un sacerdote, y como parte del festejo se ofrecen tamales y atole

Como marca la tradición, este 6 de enero millones de familias mexicanas (mayormente católicas y cristianas) partirán su Rosca de Reyes, elemento cultural que ya está afianzado en el imaginario de los mexicanos; así también en el sector comercial, principalmente la industria panificadora, que generará una importante derrama económica durante los próximos días.

INFOGRAFÍA► Sergio Ruíz

Asimismo, millones de infantes se preparan para recibir a los Reyes Magos, pues la tradición también marca la entrega de obsequios este 6 de enero, por parte de MelchorGaspar y Baltasar, a toda niña y niño que se haya portado bien el año pasado.

rosca de reyes

Origen “pagano”

La tradicional rosca es un pan de gran tamaño de forma ovalada y hueca en su centro (como una dona alargada) que está acompañado de dulces de acitrón y frutos secos a modo de decoración. Y dentro de este pan de gran formato, siempre se incluyen figuritas de plástico, cerámica o porcelana, para representar al “niñito dios” u otros elementos que remontan a la natividad o nacimiento de Jesús.

Se sabe que esta tradición tuvo sus orígenes en la Edad Media, hacia el Siglo XIV en países como España y Francia. La celebración “pagana” dictaba que, durante el día del evento se consumiera un pan y, al interior de este se introdujera un haba seca. Quien hallara esta haba, habría de tener recompensas en los días venideros. Este acontecimiento se cristianizó con el paso del tiempo, para llegar a ser parte de la conmemoración de la Natividad.

En México, la tradición de la rosca arribó cuando el país aún no era independiente, durante la época del Virreinato. Para ese entonces, el haba seca había pasado a ser una pequeña escultura del niño Jesús.

¿Qué simboliza la Rosca de Reyes?

El pan se hace en forma de rosca para representar la corona de los Reyes Magos, quienes se aventuraron desde el lejano oriente en busca del niño Jesús. Las frutas secas y decoraciones de colores hacen alusión a las incrustaciones de joyas y piedras preciosas, propias de una corona monárquica. También se interpreta al pan ovalado como el amor infinito del dios católico o cristiano, que no tiene ni principio ni fin.

Se “esconde” en la rosca al niño Jesús para recordar las vivencias de sus progenitores María y José, quienes huyeron de Galilea para escapar de Herodes I el Grande, infame rey que ordenó la ejecución de todos los niños menores a dos años durante “la noche de los Santos Inocentes”; precisamente para acabar con la vida de Jesús. Así, el acto de introducir el cuchillo en la rosca al momento de partirla, representa el peligro inminente al cual fue sometido el niño Jesús durante aquella jornada.

Hoy, la tradición en México sostiene que, aquellas personas que logren encontrar el muñeco escondido dentro de la Rosca de Reyes, serán las madrinas y padrinos del niñito Jesús. Posteriormente, la figura del bebé Jesús se traslada a un templo para recibir la bendición de un sacerdote; y como parte del festejo se ofrecen tamales y atole, el 2 de febrero, Día de la Candelaria.

Los Reyes Magos

La tradición cuenta que fueron tres reyes de Oriente, desde el poblado Borsippa (actual Irak) quienes viajaron hasta Jerusalén, siguiendo la estrella de Belén, para encontrarse con el niño Jesús en la madrugada de un 6 de enero. Estos reyes llevaron obsequios a modo de ofrenda, para celebrar el nacimiento del próximo “mesías”. Los regalos fueron oro, incienso y mirra.

De ahí que, durante la noche del 5 de enero, las niñas y niños de México se van a dormir a temprana hora para recibir sus obsequios al siguiente día.

Ya desde el Siglo VII se tenían los nombres de estos tres reyes magos: Melchor, el más anciano en apariencia, con abundante barba blanca y montando un caballo; Gaspar, rey jovial de barbas rubias, avanzando sobre un camello; y Baltazar, quien era de piel negra y usaba de transporte un elefante. De esta manera, se representan a las distintas razas de las cuales se tenía conocimiento para la época.

El cuarto Rey Mago

Conforme a un escrito del siglo XIX, se conoce vagamente la historia de Artabán, el cuarto Rey Mago, quien partió al igual que los otros reyes magos en busca del niño Jesús; sin embargo, nunca logró llegar a su destino.

El teólogo Henry Van Dyke señala en su relato que, este rey portaba piedras preciosas para ofrendarlas al niño Jesús, incluyendo diamantes, jades y rubíes. No obstante, por azares del destino, Artabán no llegó a tiempo al punto de encuentro con los otros tres reyes, quienes solo le dejaron una nota de su partida. Cabe señalar que, durante su travesía, el cuarto rey mago fue regalando las joyas a la gente pobre que se encontró en el camino.

Así, Artabán siguió la pista de los reyes magos, siempre bajo la estrella de Belén, pero un sinfín de peripecias retrasaron su andar. Cuando finalmente llegó al pesebre en Belén, Jesús, María y José ya no se encontraban ahí. Sin embargo, el cuarto rey mago no claudicó y siguió la pista de la familia de Jesús; pero en su trayecto, los soldados de Herodes descubrieron los regalos para el futuro “Rey de los Judíos” y lo apresaron. En consecuencia, Artabán permaneció en prisión durante 33 años; a su salida, atestiguó la crucifixión de Jesús en el Monte Calvario.

La leyenda narra que, al momento del deceso de Jesucristo, un gran terremoto cimbró los alrededores del Gólgota, y derivado de este temblor, una gran piedra que cayó desde las alturas acabó con la vida del cuarto rey mago, quien minutos antes de morir logró escuchar:

“Todo lo que hiciste por los demás lo has hecho por mí, pero hoy estarás conmigo en el reino de los cielos”.

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