No se cansa Javier Márquez en publicar estudios interesantes sobre las elecciones en México. La semana pasada reporté aquí los resultados de uno sobre la fuerza de cada candidato presidencial en las 32 entidades federativas del país. Hoy hago lo mismo, pero sobre cómo están las preferencias electorales en los distintos grupos de edad.

El reporte completo está publicado en oraculus.mx, sitio especializado en elecciones en México. Márquez, después de advertir lo difícil y caprichoso de reportar rangos de edad en las distintas encuestas, agrupó 21 de ellas levantadas entre enero y abril de este año por diez casas encuestadoras. Las 27 mil 184 entrevistas que agregó las incorporó en un modelo estadístico para hacer comparables las diferencias (la metodología se explica en detalle en oraculus.mx).

Gracias a eso, Javier encontró que “las simpatías hacia López Obrador son mayores en todo el rango de edad, pero es relativamente mayor entre los jóvenes y alcanza un punto máximo entre los individuos alrededor de 30 años. El apoyo al candidato del PRI (Meade) crece de manera más o menos lineal conforme aumenta la edad del entrevistado. La intención de voto de Anaya presenta un patrón menos regular: es mayor entre los más jóvenes, relativamente estable en las personas entre 30 y 50 años de edad y disminuye entre quienes tienen 50 y 70 años. El apoyo a los candidatos independientes y quienes no declaran preferencia es más constante”.

Aunque AMLO domina en todos los grupos de edad, su mayor fuerza está en los llamados millennials: votantes entre 18 y 37 años de edad. El asunto llama la atención. ¿Cómo es posible que el hombre de mayor edad que aparece en la boleta —tiene 64 años— sea el más popular entre los jóvenes? Si bien a Ricardo Anaya, el más joven de los candidatos presidenciales —39 años de edad—, no le va mal en ese grupo (de hecho es donde mejor le va), no logra superar a AMLO en esa generación. Es evidente que los jóvenes no están votando por el más joven, sino por el más viejo. No es sorpresa. Los votantes no necesariamente votan con los que se parecen más a ellos. Las mujeres, por ejemplo, no salen a sufragar en masa por la candidata del sexo femenino. Si así fuera, Margarita Zavala no se hubiera retirado de la contienda; de hecho, estaría arriba en las encuestas.

El tema es que los jóvenes adoran a López Obrador. La pregunta es por qué. El estudio de Márquez no llega a ese nivel de explicación. Ergo, sólo podemos conjeturar con algunas hipótesis.

El candidato de Morena ha cortejado, al parecer con éxito, a ese grupo de edad. A los llamados ninis (gente que ni estudia ni trabaja), la gran mayoría de los cuales son jóvenes, les otorgará becas de dos mil 400 pesos. A 300 mil rechazados por las universidades públicas, se les atenderá con un “proyecto educativo emergente”. A dos millones 300 mil más que sí estudian se les inscribirá en un programa de empleo como aprendices en empresas pequeñas, medianas o grandes, tanto del sector público como del privado. A estos dos millones 600 mil, el Estado les otorgará un subsidio equivalente a 1.5 salarios mínimos (unos cuatro mil pesos por mes). En cuanto a los estudiantes de nivel medio superior, se les dará una beca mensual equivalente a medio salario mínimo (mil 343 pesos). Por si fuera eso poco, López Obrador está proponiendo eliminar los exámenes de admisión: “ningún joven será rechazado al ingresar en escuelas preparatorias y universidades públicas, es decir, habrá 100% de inscripción”.

¿Populismo? Sin duda. El señor-presidente-de-la-república regalando dinero de los contribuyentes y quitando el criterio meritocrático para estudiar en una universidad.

Lo mejor de todo es que AMLO está prometiendo repartir este dinero e incrementar la matrícula en instituciones públicas de educación superior sin subir impuestos o deuda pública. Sería un milagro. Ojalá pueda. Porque, de lo contrario, las generaciones que tenemos una mayor edad ya hemos visto cómo terminan estos ejercicios de populismo: quebrando las finanzas públicas. Pero eso ya no les tocó vivir a los más jóvenes del país. Quizá, también por eso, adoran propuestas como las de López Obrador.

                Twitter: @leozuckermann

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