Cada vez que indico que se dispersan noticias falsas o que argumento en contra de una idea tonta como que México se convertirá en Cuba o Venezuela se me indica que no entiendo nada porque vivo en Estados Unidos, dónde mis críticos quisieran estar pero no pueden, y se acompaña con que soy adorador y defensor de López Obrador, cuestión complicada para un escéptico que aprendió a no creer en nadie, para quién la consigna Ni dios, Ni Marx tiene un valor inmenso.

Esos críticos no leen igual que la generalidad de la gente, esos loros agoreros del desastre repiten las consignas de una campaña muy bien articulada y aceitada con mucho dinero y por eso no se enteraron de mi análisis sobre la viabilidad de la 4T, pero además su ignorancia supina no les permite enterarse porque México no puede convertirse en Cuba o Venezuela.

Aunque pensé que se agotaría esa estupidez de que México se convertiría en Cuba y/o Venezuela, porque para esos ignoramus ambos países son lo mismo, veo que esa semilla de la tontería quedó bien sembrada y ahí se aparece aunque no venga al caso. Si el equipo de AMLO presume sus aciertos del primer año, responden “a ver si no nos convertimos en Cuba o Venezuela”. ¿Por qué no han sostenido que nos convirtamos en Corea del Norte? Tal vez porque quisieran ver otra república bananera en manos de los oligarcas depredadores.

En este artículo y con las barreras de su dimensión periodística esbozaré algunos argumentos de porque México no puede convertirse en ninguno de esos países, lo que no quiere decir que se puedan corregir de golpe las distorsiones estructurales construidas por los gobiernos neoliberales cuya misión fue enriquecer a una minoría que incluía a los gobernantes, privatizar la economía y empobrecer a las grandes mayorías.

El diseño institucional mexicano generó un gobierno fuerte ante el que se sometían los diversos segmentos sociales, ante todos había una respuesta clientelar y hasta asistencialista. Aquí se incluye a un ejército disciplinado autorizado para corromperse y se le tolera la violación de derechos humanos a cambio de eliminar resistencias para el control social. Hay un juego bien articulado dónde los sindicatos, grupos campesinos, organizaciones profesionales y empresariales, extraen ventajas, de romperlo a favor de una dictadura generaría fuerte inestabilidad.

Antecedentes históricos. Debía empezar por aquí pero la derecha enfurecida se queja de que no hay que ver hacia atrás. La variable fundamental para entender a Cuba y Venezuela es el bloqueo económico y político de Estados Unidos, este fue crucial para crear las condiciones que fortalecieron a gobiernos que unificaron a su sociedad contra el enemigo exterior. AMLO llegó al poder con un gran triunfo electoral que demostraba a una sociedad unificada por el hartazgo y el agravio de los gobiernos neoliberales. México, Cuba, Venezuela y hasta Arabia Saudita expropiaron industrias y bienes de la nación y en el caso de Cuba ha quedado más que evidente el papel de la mafia en los intentos para tirar al gobierno, así como el papel de la burguesía para ahorcar al gobierno chavista por medio de creación de escasez y fuga de capital. Los venezolanos que llegaron a Panamá compraron apartamentos de súper lujo.

AMLO no es general golpista como Chávez y mucho menos un guerrillero como los cubanos, es un demócrata que busca un capitalismo humanitario, si es que una cosa así es posible.

La burguesía mexicana es incapaz de generar escasez debido al peso del gobierno en los canales de distribución, pero además, es cobarde y no se atreve a perder los grandes beneficios con los que cuenta. Sin escasez estamos lejos del modelo cubano y venezolano.

Los militares mexicanos no apoyan un golpe, aunque ya levantaron la cabeza un par de pinochetistas. Sin militares en el poder no hay ni Cuba ni Venezuela.

La globalización dificulta ese giro e imposibilita un bloqueo a México. La economía mexicana está ligada a la de Estados Unidos y la burguesía estadounidense repudia la desestabilización mexicana porque con ella pierde dinero y tendría un serio impacto en su país.

A Estados Unidos le interesa un gobierno débil en México pero no una inestabilidad mayor, lo que descarta en principio a un golpe de Estado o una invasión. No hay que desestimar a la ultra derecha estadounidense ligada a o que patrocina a la ultra derecha mexicana, ambas están enloquecidas y buscan recuperar el régimen de privilegio que les permite mega enriquecerse aunque sea a costa del sufrimiento de las mayorías.

A algunos les gustaría acercar a México a Cuba o a Venezuela para poder especular con productos básicos, con cambio de moneda y con el clima de ansiedad que facilita la inestabilidad, pero por lo que se ve, hay un gobierno fuerte cuya apuesta es la democracia, aunque batalle para lograr viabilidad económica frente al sabotaje burgués.

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