Indudablemente, fue una gran victoria para el presidente Trump, victoria que tendrá importantes consecuencias para México.

En mayo de 2017, el subprocurador estadunidense, Rod Rosenstein, creó una fiscalía especial para investigar si el gobierno ruso había intervenido para influir en las elecciones presidenciales de 2016, si la campaña republicana, en particular el candidato Donald Trump, había conspirado con los rusos y si Trump había obstruido la justicia para impedir que se supiera la verdad.

El exdirector del FBI, Robert Mueller, quedó al frente de dicha fiscalía. El viernes pasado, presentó su reporte final al procurador general, William Barr, quien, después de leerlo y analizarlo, envió una carta al Congreso de Estados Unidos para resumir los resultados de la investigación.

Después de 22 meses de indagaciones por parte de 19 abogados y 40 agentes del FBI, peritos y otros profesionales, quienes expidieron dos mil 900 citatorios, ejecutaron más de 500 órdenes de cateo, obtuvieron más de 230 órdenes para grabar comunicaciones, tramitaron casi 50 órdenes de registros telefónicos, solicitaron 13 pedidos de evidencia a gobiernos internacionales y entrevistaron a aproximadamente 500 testigos, Mueller concluyó que sí hubo individuos con conexiones con el gobierno ruso que llevaron a cabo acciones para influir en la campaña presidencial de 2016; sin embargo, ni la campaña de Trump ni el candidato conspiraron con los rusos. Luego, entonces, el Presidente quedó exonerado por dicho delito.

En el caso de obstrucción de la justicia, Mueller no pudo determinar si tenía pruebas suficientes para exonerar o indiciar a Trump. El procurador Barr, junto con el subprocurador Rosenstein, tomaron la decisión de no perseguirlo judicialmente por este crimen. Su razonamiento fue el siguiente: si Trump no conspiró con los rusos, entonces no tenía motivos para obstruir la justicia.

Estas conclusiones jurídicas son un gran triunfo para Trump. La justicia no logró comprobar que se coludió con un gobierno extranjero y se salvó de que lo indiciaran por obstruir la justicia. De esta forma, el Presidente queda muy fortalecido rumbo a su reelección en 2020.

De hecho, para todos los efectos prácticos, su campaña comenzó el domingo cuando el mundo se enteró de las conclusiones del reporte de Mueller. Por más que traten los demócratas de estirar la liga, Trump es inocente, según un fiscal con gran credibilidad como es Mueller.

A escena entra México. Como sabemos, nuestro país fue uno de los temas preferidos de Trump en su campaña de 2016. Detener la inmigración de indocumentados, construir un muro fronterizo y sacar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fueron promesas del candidato republicano. En 2020, el Presidente tendrá que regresar con su base social a explicar qué pasó con estos tres asuntos.

Sobre la inmigrantes indocumentados, seguirá machacando que existe una invasión a su país que hay que detener y que México tiene que ayudar a parar los centroamericanos que pasan por nuestro territorio nacional rumbo a EU. Sobre el muro, dirá lo que ya viene diciendo, es decir, que se está construyendo y que, indirectamente, lo vamos a pagar los mexicanos con el nuevo tratado comercial que él negoció. En este sentido, lo que podemos esperar son muchas estridencias, groserías y ofensas.

El punto más delicado es el comercial. Hoy sabemos que Trump estuvo dispuesto a sacar a EU del TLCAN, pero lo convencieron que se aguantara y negociara uno nuevo. Después de varios meses, salió el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Para entrar en vigor, ambas cámaras del Congreso estadunidense lo tienen que ratificar. El problema es que los demócratas ahora cuentan con la mayoría en la Cámara de Representantes. De ellos depende la suerte comercial de México con su vecino del norte.

La pregunta es si van a aprobarle esta pieza legislativa al Presidente, y darle así una victoria, o si ​evitarán votar el T-MEC este año. Si es lo primero, sería una gran noticia para México. Si es lo segundo, se avizora un desastre. Si los demócratas juegan rudo, Trump podría sacar a su país del TLCAN para argumentar, en su campaña de 2020, que él negoció un nuevo y mejor tratado con sus vecinos, que los demócratas en el Congreso lo bloquearon y, por eso, no le quedó de otra más que salirse del TLCAN y cumplir su promesa de 2016. Esto, huelga decir, sería fatal para la economía mexicana en el corto y mediano plazos.

Twitter: @leozuckermann

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