A mis amigos en México:

 Quiero compartir mi perspectiva para ayudarles a entender la elección de Donald Trump y su impacto potencial en las relaciones entre México y Estados Unidos. A pesar de que estos son momentos de incertidumbre, es importante no ser negativos, pesimistas o innecesariamente reaccionarios. Hay mucho respeto mutuo, lazos familiares e intereses económicos compartidos para permitir que una sola persona, incluso el presidente Trump, deshaga nuestros lazos de amistad y negocio, así como el progreso económico que hemos tenido desde la firma del TLC. Me mantengo positivo respecto al futuro y así deben permanecer ustedes.

Primero, y más importante, esta elección no debe verse como la validación de sus palabras ignorantes y rencorosas contra los mexicanos y otras minorías. El pueblo americano no es en su mayoría racista, antiinmigrante o antilatino. Las encuestas demuestran que la mayoría apoya una reforma migratoria comprensiva. Mexicanos y latinos (así como otros grupos de inmigrantes) son inmensamente bienvenidos e integrados en nuestra sociedad. Estados Unidos posee una minoría radical que apoya ideología nativa y de odio, pero el apoyo hacia Trump por parte de estos grupos no es lo que ultimadamente le dio la victoria. Más importante, estas personas no están validadas por la ideología de ningún partido político o son aceptadas en el grueso de la sociedad. Esta elección se trató de cambiar la dirección del país luego de ocho años de mandato de Obama.

A pesar de que compartía ese fuerte deseo de cambio, no apoyé a Trump basado en su carácter, retórica o falta de calificaciones, así como sus absurdas y maleducadas afirmaciones acerca de México, el TLC y el comercio. No obstante, muchos americanos que conozco y respeto, que son educados y no gustan de Trump, lo apoyaron de todas maneras por dos razones: 1) el status quo y la continuación de las políticas de Obama por cuatro años más bajo Clinton no era aceptable; y 2) tienen fe en un sistema federalista de gobierno que constriñe el poder del presidente a través de un gobierno dividido, independencia jurídica, el mandato de la ley y otras formas de monitoreo y balance.

Trump ganó porque era una fuerza contraria al establecimiento en una elección en la que la mayoría de los votantes quería un cambio y un independiente que agitara a las elites del poder en curso. Clinton personificaba ese establecimiento en un año de cambios. Aunque Clinton estaba calificada para el trabajo sin lugar a dudas, la mayoría del pueblo americano no confiaba en ella y su historia de escándalos –reales o  imaginarios– pesaron fuerte en la mente de los votantes indecisos. Clinton era un candidato con muchas fallas frente a un contrincante igual de imperfecto, lo que ultimadamente canceló las fallas de Trump. Esto obviamente es una simplificación, pero es la manera en la que podemos ver la elección de Trump de manera objetiva.

Segundo, nadie puede decir a ciencia cierta que políticas se llevarán a cabo bajo el mandato de Trump. Es un hombre volátil capaz de decir muchas cosas sin intención real de implementarlas. Todos los candidatos tienden a ofrecer mucho más de lo que realmente pueden cumplir y él no será diferente. Tendrá que hacer acuerdos con la rama republicana orientada a los negocios para poder implementar su agenda y dejar su legado. Sabemos que Trump es un hombre de negocios. Ha tenido que tomar decisiones de negocios racionales. Es más que capaz de entender la importancia del comercio con México y la relación con los migrantes una vez que se a educado adecuadamente de los detalles. Sin duda deberá demostrarle a sus seguidores que trató de cumplir sus promesas de la mejor manera posible. Sospecho que veremos un mayor énfasis en las iniciativas de control de fronteras, incluyendo la prometida infraestructura del muro. No obstante, creo que ahora que las elecciones se terminaron, México y Estados Unidos podrán coordinarse efectivamente para implementar iniciativas de tal manera que ambas naciones queden en una buena postura y se beneficien de esta inversión. Con respecto al TLC, el acuerdo ha requerido mejoras y actualizaciones desde hace tiempo, pero era políticamente intocable por todas las naciones involucradas.

Trump va a querer presionar este tema en su agenda, pero bien podría ser una bendición disfrazada si permite tener mayores intercambios e inversiones trasfronterizas. Trump sabe que sería tonto y contra productivo – especialmente para la clase trabajadora que lo apoya- afectar el intercambio comercial y en el flujo de inversiones entre nuestros países. Va a tomar una política de comercio que le permita jactarse frente a sus seguidores sin dañar esta relación crítica. Estoy seguro de que estará guiado por profesionales experimentados – tanto en gobierno como en negocios- que le ayudarán a tomar decisiones racionales y bien pensadas Su retórica no siempre estará de acuerdo con sus políticas, pero eso es de esperarse de Trump. Tal vez todo esto sea un deseo de mi parte, pero creo que este es un escenario más probable que una alternativa disruptiva alternativa y negativa.

Quiero que todos ustedes sepan que respeto y amo a México y su gente. No condono ni tolero las afirmaciones de Trump sobre México y los mexicanos. Está mal. Sin embargo, tengo fe en mi país, nuestros ideales, nuestro sistema federalista y mis compañeros americanos. Los Estados Unidos son una gran y diversa república llena de grandes recursos y potencial inexplorado. Nuestros padres fundadores diseñaron un sistema increíblemente robusto pero flexible que ha superado las pruebas del tiempo. Tengo confianza de que puede manejar al presidente Trump. Sinceramente espero que el presidente Trump respete la enormidad del poder que se la ha conferido por el pueblo americano y que tenga la sabiduría, humildad y fuerza para liderar este país y ayudar a crear un mundo más estable y próspero.

*El autor de esta opinión es Senior Managing Director, Seale & Associates

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