Tras diez años de que Plutarco Elías Calles fundó el PRI, Manuel Gómez Morín creó al Partido Acción Nacional (PAN) en 1939. Como dato curioso, dado que el PRI fue refundado en 1938 por Lázaro Cárdenas y, en 1946, por Manuel Ávila Camacho, a pesar de que el tricolor nació antes, el registro más antiguo le pertenece al PAN por conservar su nombre original.

Así como se reconoce que los gobiernos priistas consolidaron nuestras instituciones, es justo atribuir a los panistas su lucha por la democratización del país. Aguerridos opositores del “viejo” régimen desde su concepción, lograron una verdadera competencia presidencial con Manuel Clouthier “Maquío”, en 1988; luego, en 1989, su primera gubernatura en Baja California; además de dos presidentes: Vicente Fox y Felipe Calderón, por cierto, hoy autodenominados voceros “extraoficiales” del PAN.

Marko Cortés es presidente nacional del PAN desde 2018, nueve meses antes de que Alejandro Moreno se convirtiera en su homólogo priista. Otra coincidencia entre ellos es que ninguno rebasa los cincuenta años, además de que ambos han sido diputados federales en más de una ocasión y senadores de la República. Tal vez por eso se han logrado acoplar tan bien.

Aparentemente, dicha situación incómoda y hasta ha puesto nerviosos a los panistas de cepa. Hasta a Santiago Creel (otra figura bastante reciclada) lo traicionó el subconsciente cuando dijo: “Ni en las peores épocas del PRI; hoy nuestro aliado, pero ya democratizado”. El (nuevamente) aspirante presidencial supo poner en práctica sus dotes de orador e intentó enmendar el resbalón, cuando el golpe ya estaba dado.

Después de que el ala dura del panismo comenzó a hacer público su descontento ante los serios señalamientos contra el (todavía) dirigente nacional priista, puso a Marko Cortés contra las cuerdas. Y aunque la coalición “Va por México” (integrada el año pasado) será la única posibilidad de (tan sólo) competir para los tres partidos, nada está dicho. De tal suerte que, el propio Cortés ha advertido que el blanquiazul tiene “gallo” para el Estado de México y que la coalición debe considerar al candidato con más posibilidades de ganar, pertenezca o no al priismo. Mientras, el PRI va de tropiezo en tropiezo y de derrota en derrota, y el PRD casi pierde hasta la camisa. ¡Total! Si Alejandro Moreno ya sacrificó dos de sus bastiones (Hidalgo y Oaxaca), qué más da perder otros dos.

Mal que bien, el panismo conservó dos gubernaturas en las elecciones pasadas; aunque estoy cierto de que a este PAN le falta levadura, porque está muy blando, y hay que tener cuidado, porque cuando endurece, ni los ratones se lo comen.

Dicen que no se puede combatir al fuego con el fuego y tiene cierta lógica, la prueba está en que, por más que el PAN, PRI, PRD y MC señalen, se quejen y rezonguen, esa estrategia ya la utilizó López Obrador y le funcionó. ¡Señores! ¡Hasta parecen nuevos! ¿Qué no saben que una campaña nunca es igual a la otra? Aunque sea lean el “Breviario de campaña electoral” de Quinto Tulio Cicerón, quien recomendaba a quien aspirara, comprender el contexto, mantener proximidad con el electorado, captar a los indecisos y estar en campaña permanente, pero ¡para atraer! ¡No para espantar! Por ello, para estos tres partidos, junto a Movimiento Ciudadano, es imperativo dejar de utilizar palabras como: “oposición”, “autoritarismo”, “fraude” y “corrupción”, porque en su boca, en lugar de vituperio, es halago.

Post scriptum“Sé muy bien que el momento es de acción y no de discusión”, Manuel Gómez Morín.

* El autor es doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

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