Se necesita ser valiente para aceptar quienes somos y mucha responsabilidad para asumir nuestros actos, como ciudadanos, políticos y, muy particularmente, como partidos políticos. Y es que, aceptar nuestro diagnóstico político -tal y como en una visita médica- exige honestidad para conocer la realidad. Se requiere valor para aceptar lo que debemos hacer y lo que debemos dejar de hacer, ahí es donde la puerca tuerce el rabo.

La crítica es campo de mejora, siempre que medie el respeto y la buena lid. Sin embargo, identificar nuestros campos de oportunidad puede representar un verdadero reto, como bien lo señaló Tania Larios en su conferencia “El papel de los jóvenes en el presente”, debemos ser autocríticos para saber que se puede mejorar -pues- se trata de competir contigo mismo, querer ser mejor -porque- todo en esta vida es mejorable.

Para ser fuertes, debemos aceptar nuestras debilidades. Para ser mejores, debemos corregir nuestros errores y omisiones. Para ser grandes, se requiere trabajo arduo. Para ser el primero entre tus iguales, debes ganar el reconocimiento de tus iguales tomando en cuenta que el respeto no se impone, ¡se gana!

La simulación es no aceptar donde estamos y pretender ganar sin competir, porque querer ganar no es lo mismo que querer competir. Como ejemplo, antes hemos atestiguado proyectos que le apuestan a la derrota para alcanzar un coto de poder. Esa es, sin duda, una de las virtudes de la eliminación de las diputaciones de lista en Baja California. Ahora sí que, el que quiera azul celeste, ¡que le cueste! Seamos ambiciosos, pero también seamos perseverantes.

Se vale aspirar, se vale competir y se vale ganar, siempre que se tenga presente que el servicio público es precisamente eso, ¡público! De todos, por todos y para todos. Por ello cito nuevamente a mi amiga Tania Larios: “no podemos transformar allá afuera si no nos transformamos a nosotros mismos y nuestra percepción de que podemos solos; lo que debemos buscar allá afuera son aliados, compañeros de causa, de camino y de destino”.

¿Qué es la institucionalidad? Todo indica que los militares son los únicos que lo comprenden, asegura el columnista Juan Ibarrola, quien la describe como un conjunto de normas, principios y valores que regulan la actuación en el cumplimiento de las misiones que son encomendadas; es el compromiso y lealtad hacia las instituciones.

Para alcanzar dicha lealtad, con honor, se requiere de disciplina. Esta última se entiende -según la RAE- como la observancia de las leyes y ordenamientos de una profesión o instituto. ¡Ojo! Aquí hay un dato importante que no debemos perder de vista, las normas pueden o no, estar escritas.

Post Scriptum. “Si hay paracaidismo político es porque no se practica la política la luz del día. Es en las tinieblas, en la oscuridad, donde los paracaidistas pueden invadirnos, no a la luz del día”, Jesús Reyes Heroles.

Colofón. Mi propuesta de esta semana es impulsar el pago de la renta de inmuebles, así como el pago por productos y servicios en moneda nacional, o su equivalente en dólar, y no al revés.

* El autor cuenta con una Maestría en Comunicación Estratégica y es doctorando en Derecho Electoral.

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El autor es escritor, catedrático y analista político, Estudió la Maestría en Comunicación Estratégica para Gobiernos y se ha especializado en Comunicación Contemporánea y Marketing Político; Ciencias y Desarrollo Político; Estrategias y Gestión de Campañas Electorales, y Formación Ciudadana Cívico-Electoral, principalmente.

Se ha desempeñado como servidor público federal y municipal así como en el extranjero; docente universitario, analista político y columnista. Es miembro activo de la Agrupación Política de Baja California, de la cual ha sido tesorero, secretario y presidente de la comisión de Educación, a través de la cual editó el cuadernillo cívico “Mi patria es primero”.

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