López Obrador es un maestro en la victimización como herramienta política defensiva. Cuando se siente amenazado, siempre hace malabares retóricos con el fin de convertirse en la persona afectada, ya sea por culpa ajena o causa fortuita. Y, hay que reconocerlo, le sale muy bien.

Es una vieja táctica de López Obrador. Cuando en 2004 salieron a luz videos que mostraban a colaboradores suyos recibiendo dinero de un contratista de la Ciudad de México, el entonces jefe de Gobierno capitalino se victimizó alegando la existencia de un complot en su contra. Desde luego que sus adversarios utilizaron dichos videos para afectarlo. Así es la política. Él lo sabe muy bien. A lo largo de su historia, López Obrador ha utilizado los errores de los gobiernos de Zedillo, Fox, Calderón y Peña a su favor. Lo mismo han hecho los opositores al lopezobradorismo cuando ocurren situaciones que le son adversas.

Pero López Obrador siempre se defiende victimizándose. Él se convierte en el centro de la historia. Si alguien intenta asesinar a Ciro Gómez Leyva es porque quiere afectar al gobierno de López Obrador. Si Guillermo Sheridan encuentra que la ministra de la Suprema Corte favorita del presidente, Yasmín Esquivel, plagió su tesis de licenciatura es porque pretenden perjudicarlo. Si hay una serie de accidentes en el Metro capitalino es porque fuerzas oscuras están saboteándolo con el fin de dañar a su candidata favorita.

En todos los casos hay una sola víctima de lo que ocurre: se llama Andrés Manuel y se apellida López Obrador.

¿De verdad?

Tomemos estos tres sucesos que he mencionado.

En el caso de Ciro, la primerísima víctima es al que quisieron matar y salvó su vida gracias al blindaje de su camioneta. El susto no se lo quita nadie. Además, ahora tiene que vivir rodeado de escoltas.

No obstante, el Presidente echó a andar su táctica favorita, la victimización, para justificar que se atentó en contra de uno de los principales periodistas en la mismísima capital del país.

Todavía no sabemos quiénes fueron los autores intelectuales del crimen. Pero desde luego que la oposición está utilizando este asunto como ejemplo de la violencia que este gobierno no ha podido resolver. Claro que quieren afectar a López Obrador. Lo mismo hubiera hecho él como opositor si este atentado hubiese ocurrido en las épocas de Peña.

En el caso de Yasmín Esquivel ya no hay dudas: según la UNAM, sí plagió su tesis de licenciatura. Sin embargo, el presidente insiste que es pura “politiquería” de sus adversarios para perjudicarlo.

A ver, desde luego que la oposición va a usar este asunto con el fin de afectar a López Obrador, que puso a Esquivel en la Corte y pretendía hacerla presidenta de este órgano. Lo mismo hubiera hecho él si hubiese aparecido un ministro plagiario propuesto por Calderón. Pero, de ahí a que la víctima de este sainete sea AMLO, hay una enorme diferencia. Es como los videoescándalos. Demostraban que algunos de sus colaboradores eran corruptos. De eso no había duda. Pues ahora resulta que su amiga ministra también es una corrupta.

Finalmente, está lo del Metro. Durante años, antes de que López Obrador llegara a la presidencia y Claudia Sheinbaum a la Jefatura de Gobierno de la capital, se viene insistiendo acerca de un déficit de mantenimiento en este sistema de transporte. Muchos han advertido que llegaría el día en que ocurrirían accidentes. Amén de la mala construcción de la Línea 12, que se hizo durante la gestión de Marcelo Ebrard.

Pues el pronóstico se hizo realidad en este sexenio. Son cotidianos los incidentes en el Metro. Desde algunos insignificantes, hasta los que han generado muertos y heridos.

En lugar de reconocer el problema, los gobiernos de López Obrador y Sheinbaum han recurrido, de nuevo, a la victimización. Resulta que estos “accidentes” son para afectarlos políticamente. Incluso medios cercanos a la 4T, como La Jornada, los han caracterizado como sabotajes. Daños diseñados y ejecutados con el fin de perjudicar la imagen del Presidente y su candidata presidencial favorita. Ahora resulta que ellos, y no los usuarios afectados, entre los que se encuentran muertos y heridos, son las víctimas.

La victimización como táctica ha llegado al extremo de enviar a seis mil soldados de la Guardia Nacional a vigilar el Metro. Supongo que quieren encontrar a los presuntos saboteadores. A ver si los encuentran, reales o ficticios. Mientras tanto, la oposición al lopezobradorismo utilizará los frecuentes accidentes en el Metro para criticarlos. Faltaba más. Así son las democracias. ¿O qué piensan? ¿Que sólo ellos pueden capitalizar políticamente los errores de un gobierno?

 

Twitter: @leozuckermann

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