Ahora resulta que, contra toda la evidencia empírica existente, los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos son unos criminales que, por lo tanto, hay que detener y deportar. Los que así piensan, incluyendo nada menos que al presidente Trump, están convencidos de esta “verdad”. Les importa un bledo lo que digan las estadísticas de instituciones serias, los hallazgos académicos y hasta el sentido común. Los trumpistas y los medios de comunicación que los apoyan están en una guerra ideológica donde la verdad sólo funciona si está de acuerdo con lo que ellos piensan y, si no es así, pues mala tarde para la verdad: hay que distorsionarla.

Para muestra, un botón: el debate que sostuvieron el conductor de FoxNews, Sean Hannity, con el de Univision, Jorge Ramos (https://www.youtube.com/watch?v=3r1bfTNtxTo) la semana pasada. El primero no se cansó de manipular la realidad para acomodarla a lo que él cree: que los migrantes indocumentados son más propensos a cometer crímenes que los ciudadanos nacidos en Estados Unidos. De ahí la urgencia de expulsarlos del país y construir un muro en la frontera con México. Ramos, en cambio, con el profesionalismo que le caracteriza, citó las estadísticas de instituciones serias que comprueban lo contrario: que los indocumentados tienen menos probabilidad de delinquir que el resto de la población.

Hannity contraatacó poniendo al aire un programa que grabó con Trump y familiares de víctimas de crímenes cometidos por indocumentados. Una madre se quejaba del asesinato de su hijo por parte de una persona que había entrado sin papeles a ese país. Pobre señora. Pero de ahí a inferir que todos los indocumentados son asesinos hay un mundo de diferencia.

Se trata de la típica falacia de generalización, la que se utiliza para estereotipar a grupos sociales. “Jacobo es un avaro. Jacobo es judío. Todos los judíos son avaros”. ¿Suena familiar? Va otra: “Pedro es un holgazán. Pedro es mexicano. Todos los mexicanos son holgazanes”. Se infiere una conclusión a partir de una prueba insuficiente. A los racistas les encanta este tipo de pensamiento falaz. En el caso de Hannity: “Fulanito mató a Perenganito. Fulanito era indocumentado. Los indocumentados son asesinos”. Y esto, desde luego, lleva a la solución mágica de los demagogos: “Deportemos a los indocumentados, construyamos un muro para que no vuelvan a entrar y, voilá, el crimen desaparecerá”.

En algún momento del debate, Ramos sacó una fotografía de Guadalupe y sus hijos y la rompió en dos diciendo que eso era lo que estaba haciendo Trump con sus deportaciones: separando familias, en este caso la madre indocumentada de sus hijos ciudadanos que habían nacido en ese país. ¿Qué contestó Hannity? Increíble: que ése era un caso aislado. Sólo ellos tienen el derecho de falsear la realidad generalizando con una mini muestra.

Veamos los datos estadísticos recabados por el Migration Policy Institute, organización que estudia el tema migratorio sin tomar posturas de cómo resolverlo. La tasa de encarcelamiento de ciudadanos nacidos en Estados Unidos es de 3.51%. La tasa de encarcelamiento de aquellos que nacieron fuera de ese país es de 0.86%, es decir, tan sólo un cuarto de la primera (los indocumentados es un subconjunto de la población de no nacidos en EU). Más aún, de acuerdo con el Departamento de Justicia, alrededor de un 5% de los presos en cárceles estatales y federales es “no-ciudadano”. Una de dos: o la policía detiene menos a migrantes indocumentados que a ciudadanos o los indocumentados efectivamente comenten menos crímenes. ¿Cuál suena más factible? Pues la segunda, por una razón de sentido común: los indocumentados viven con el miedo que los atrapen y deporten; luego entonces, respetan la ley a cabalidad para no enfrentarse con las autoridades. Claro que hay algunas ovejas descarriadas que violan y asesinan porque así es, por desgracia, la condición humana. Pero no se puede estereotipar a todo un grupo social por lo que hacen unos pocos. Se puede generalizar con base en estadísticas y modelos probabilísticos. Si hacemos eso, llegamos exactamente a la conclusión opuesta de Hannity y Trump.

Y, por cierto, también es un error cometer la misma falacia de generalización con los estadunidenses por haber elegido a Trump como Presidente. No todos nuestros vecinos son igual de racistas, xenófobos y lerdos. Ni siquiera todos los que votaron por el candidato republicano. Si de verdad queremos entender el trumpismo, debemos ser serios y rigurosos con la lógica, la evidencia empírica y los matices. No hay que ser como ellos, que manipulan la realidad con fines ideológicos.

Twitter: @leozuckermann

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