La historia de México ha sido contada desde diversas ópticas. Son visiones donde se enfrentan malos y buenos, vencedores y vencidos, héroes y villanos.

Sin embargo, para quienes tienen el oficio de guardar la memoria, las hazañas épicas tienen sus matices y los héroes son tan humanos como sus virtudes y defectos.

Los historiadores César Morado Macías y Héctor Jaime Treviño Villarreal desmitifican algunas visiones que existen sobre la guerra que liberó al País del dominio español.

El Grito… de don Porfirio

Mito:

El Grito de Dolores fue la noche del 15 de septiembre.

Realidad:

El llamado Grito de Dolores se realizó la madrugada del 16 de septiembre.

Los insurgentes Miguel Hidalgo y Costilla, Miguel y Josefa Domínguez, Ignacio Allende y Juan Aldama planearon en Querétaro iniciar la insurrección en diciembre de 1810, durante las fiestas de San Juan de los Lagos.

Sin embargo, después de que se descubrieron sus planes, el evento se tuvo que adelantar. Como el 16 de septiembre era domingo, el cura Hidalgo llamó a misa, pero una vez reunidos los feligreses les llamó a luchar contra el mal gobierno.

«Históricamente durante el Siglo XIX, el Grito de Dolores se celebró el 16 de septiembre», recordó Morado.

Sin embargo, durante la dictadura de Porfirio Díaz, de 1877 a 1880 y de 1884 a 1911, para adecuarlo a los festejos de su cumpleaños el 15 de septiembre, la celebración cívica se adelantó unas horas.

«El Grito fue el 16 de septiembre en la madrugada, pero desde el porfiriato festejamos también el nacimiento de Porfirio Díaz», comenta Treviño Villarreal.

«Lo que hizo Díaz no es nada nuevo: El mismo Agustín de Iturbide atrasó su ingreso a la capital un día para que coincidiera con su cumpleaños, el 27 de septiembre», agregó.

¿Cuántos padres tiene la Patria?

Mito:

Miguel Hidalgo y Costilla es el Padre de la Patria.

Realidad:

Si bien Hidalgo inició la rebelión, lo cierto es que en tan sólo cuatro meses este levantamiento fue abatido por las tropas realistas.

Hidalgo, junto a los insurgentes Ignacio Allende, Juan Aldama y José Mariano Jiménez, fue aprehendido y decapitado, y sus cabezas fueron exhibidas en la Alhóndiga de Granaditas.

A la gesta de Independencia aún le esperaba una sangrienta década de combates para alcanzar su consumación en 1821.

Y esto no hubiese sido posible sin la participación de caudillos como José María Morelos y Pavón, a quien se atribuye ser el primer organizador de la milicia popular; fray Servando Teresa de Mier, uno de los principales ideólogos del movimiento; o Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, los consumadores.

«México, copiando el esquema de Estados Unidos, de buscar a los padres fundadores de la patria asume un paralelismo y busca una figura paterna. Ésta la encuentra en Hidalgo, a quien se le rinde culto desde la segunda mitad del Siglo XIX», explicó Morado.

El historiador dijo que muchos creen que con el Grito de Dolores se alcanzó la Independencia, pero fueron necesarios 10 años de cruentas batallas para consumarla.

Iturbide: Villano y héroe

Mito:

Agustín de Iturbide, al arribar al poder, traicionó a la Independencia al proclamarse como Emperador de México.

Realidad:

Tras una década de batallas, Iturbide logró consumar la Independencia casi sin derramar sangre, luego de que Juan O’Donojú, el jefe político de la Nueva España, firmara los Tratados de Córdoba, convencido de que el nacimiento de la incipiente República era irreversible.

No había hombre más popular en el México independiente que Iturbide, el militar que ingresó victorioso con Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, apuntó Treviño Villarreal.

Sin embargo, una combinación de causas llevó a este militar criollo a pasar a la historia como traidor.

Iturbide, quizá un militar excelente aunque inexperto en la administración del gobierno, asumió su cargo en una situación de crisis política: Las cortes habían desconocido los tratados firmados por O’Donojú y la economía estaba en bancarrota.

A esto hay que sumar los constantes enfrentamientos con el Congreso, instalado el 24 de febrero de 1822, por lo cual ya había amenazado con su renuncia.

Ante este rumor, el 18 de mayo, el sargento Pío Marcha instigó a un regimiento a amotinarse al grito de «¡Viva Agustín I, Emperador de México!», lo cual no tardó en sumar al populacho.

La presión popular hizo eco en el Congreso que por mayoría votó a favor de la coronación de Iturbide. La coronación se realizó el 21 de julio a pesar de las críticas de los republicanos, después disolvería el Congreso y se quedaría como soberano absoluto.

Tras varias rebeliones y conspiraciones, fue depuesto y fusilado en 1824.

«Iturbide es un personaje que ahí está, pero por su filiación política al México conservador se le niega todo crédito, particularmente a partir de la segunda mitad del Siglo XIX», comentó Morado.

«Le podemos llamar el héroe negado. Hay una resistencia en reconocer a Iturbide en su papel en la Independencia de México», agregó.

El Pípila

Mito:

La historia dice que Juan José Rayas (o De los Reyes), conocido como «El Pípila», cargó una losa sobre su espalda para incendiar la puerta de acceso a la Alhóndiga de Granaditas al inicio de la Independencia.

Realidad:

No existe documento, referencia o bibliografía seria que constate la existencia de «El Pípila», indican los historiadores consultados.

Por la magnitud de los hechos que se atribuyen a su heroicidad, lo más probable es que se trate de una invención popular.

«La puerta de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato, era tan gruesa que creo difícil que este señor la haya quemado», comentó Treviño Villarreal.

«Pudo haber sido que hubo varios ‘pípilas’, que eran lo barreteros que trabajaban en las minas, pero historiadores serios consideran que esta acción es sólo un mito».

El mito de «El Pípila», recordó, se propagó con mayor fuerza durante el porfiriato, hasta el punto de convertirse en un ícono de la lucha por la Independencia.

El origen de lucha

Mito:

La Independencia se originó por las desigualdades sociales entre una minoría privilegiada, la nobleza española y una mayoría desfavorecida: Criollos, mestizos e indios.

Realidad:

Dos años antes del levantamiento de Hidalgo contra el dominio español, en junio de 1808, el emperador francés Napoleón III derrocó a la monarquía española y se apoderó de la Corona.

¿De quién dependía la Nueva España si la corona de Fernando VII estaba en manos de un gobierno extranjero?, se cuestionaron los novohispanos.

Ante la ausencia de rey, por todos los territorios españoles se organizaron cortes, que eran juntas donde nobles, clero y pueblo debatían la forma de gobierno.

En México, el intento de instalar las cortes se frustró el 15 de septiembre de 1808 por un golpe de Estado encabezado por el noble Gabriel de Yermo, quien tomó el palacio y aprehendió al virrey José de Iturrigaray, ante el temor de la Independencia.

Este evento alentaría el nacimiento de grupos conspiradores.

La turba iracunda

Mito:

La Independencia la lograron turbas de personas armadas con piedras, palos y antorchas.

Realidad:

A principios del Siglo XIX, era inconcebible que una turba con armas precarias lograra derrotar a un ejército armado con la tecnología de su época, como eran las tropas realistas novohispanas.

Aunque en un principio en los levantamientos comandados por Hidalgo predominaban las muchedumbres armadas con piedras y palos, los insurgentes tuvieron que aprender a organizarse como grupos armados.

-Otras fuentes consultadas: ‘Historia de las historias de la nación mexicana’, de Enrique Florescano; y ‘Nueva historia mínima de méxico’, por Josefina Zoraida Vázquez.

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