El horno no estaba para bollos. El contexto económico internacional era adverso para México. Había que ser muy cautelosos. El incremento de las tasas de interés en Estados Unidos era, como para todas las economías emergentes, una mala noticia para México.

Esto, al parecer, lo entendió bien el gobierno entrante después de los comicios de julio y, por tanto, había mandado señales económicas positivas. Con la novedad de que sí metieron bollos a un horno calientísimo. Obnubilados —¿borrachos de poder?—, comenzaron a jugar con la economía. Ahora, en lugar de comenzar el próximo sexenio con vientos favorables, tendrán que navegar a contracorriente.

Es su culpa. Primero cancelaron la obra de infraestructura más importante de la historia del país. Un proyecto financieramente sólido que estaba generando miles de empleos. Tenían, sin duda, que corregir la falta de transparencia y revisar, y en su caso castigar, la posible corrupción.

Pero cancelarlo era una locura económica. “El error de octubre” lo bautizaron algunos. Con el objeto de enviar el mensaje de que ahora el poder político estaría por arriba del económico, López Obrador tomó la decisión, tremendamente arriesgada, de liquidar el proyecto de Texcoco. Fue el primer strike.

Los mercados reaccionaron. Se depreció el peso frente al dólar, pero, más importante, cayeron los precios de los bonos mexicanos indicando que el riesgo de invertir aquí se había incrementado. A partir de Texcoco, los inversionistas demandaron un rendimiento mayor por mantener su dinero en nuestro país. Malas noticias para el crecimiento económico porque, cuando suben las tasas, se generan las condiciones para que éste se desacelere.

Inmediatamente vino el segundo strike. Ya se estaban estabilizando los mercados cuando el senador Ricardo Monreal presenta una iniciativa para eliminar las comisiones bancarias. Unas horas después, Carlos Urzúa sale a detener dicha iniciativa. Y es que el timing de Monreal era pésimo para el futuro secretario de Hacienda, quien está tratando de cuadrar las cifras del Presupuesto 2019. Luego aparece López Obrador prometiendo que no habrá cambios como los que propone Monreal.

Sin embargo, el senador morenista insiste: el Senado va a seguir procesando la iniciativa anunciada. ¿Cómo explicar esto? ¿Existe un enfrentamiento entre moderados y radicales dentro del movimiento lopezobradorista que no está pudiendo controlar el jefe? ¿O AMLO es el que está detrás de la iniciativa de Monreal y, simplemente, están jugando al policía bueno y malo para presionar a los banqueros?

No lo sabemos, pero este sainete ha generado una mayor incertidumbre económica. La Bolsa Mexicana de Valores se ha derrumbado, el peso depreciado a peores niveles de lo que llegó con lo del aeropuerto y, más importante aún, ha subido de nuevo el riesgo de invertir en México en el precio implícito de los bonos.

Antes de la consulta del aeropuerto, el rendimiento del bono México de 10 años, uno de los más líquidos y demandados por los inversionistas, daba el 8.3% anual. Después de la decisión de cancelar Texcoco alcanzó un 8.8%, 50 puntos base más. Posteriormente, regresó a 8.4%, pero, con la iniciativa de Monreal, se incrementó hasta llegar, ayer, al 9 por ciento.

Los dos strikes de Andrés Manuel López Obrador le costaron alrededor de 70 puntos base al país, lo cual significa que todos los que están endeudados en México, comenzando por el gobierno, tendrán que pagar más dinero para servir su deuda. Pésima noticia para el crecimiento económico.

Súmese a esto un factor externo. Ha retornado la incertidumbre sobre el nuevo tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. En el vecino del norte habrá un nuevo Congreso. Los demócratas ahora tendrán mayoría en la Cámara de Representantes. Ya enviaron la señal de que tendrán que renegociarse algunos aspectos para que el Legislativo estadunidense lo apruebe. Le tocará al nuevo gobierno de Andrés Manuel
López Obrador
 hacerlo.

Pregunta: ¿se quedará el equipo negociador actual con los nuevos sueldos que pagará el siguiente gobierno o nos quedaremos descobijados en un momento clave? No lo sé. Lo que sé es que ha regresado la incertidumbre que detendrá algunas inversiones en México hasta que no se resuelva el destino del T-MEC.

Para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador sigue la presentación del Presupuesto 2019. El margen de error es, prácticamente, nulo. No pueden equivocarse. Un tercer strike los poncharía en la primera entrada. ¿Qué significa esto? Una desaceleración importante del crecimiento económico en 2019; comenzar el gobierno a contracorriente.
La dura realidad es que la perspectivas sobre la economía mexicana ha empeorado en las últimas semanas.

 

Twitter: @leozuckermann

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