El pastor evangélico Arturo Farela ha dicho en varias ocasiones que hace oración con el presidente López Obrador en Palacio Nacional, afirmación que éste nunca ha desmentido.

Farela, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), a la que están asociadas 7,000 iglesias, apoyó al candidato López Obrador en sus tres campañas a la Presidencia de la República.

Desde hace por lo menos 15 años mantiene con él una relación cercana, realmente de “amigos”. Es evidente, hay muchas pruebas, de la simpatía personal y la afinidad espiritual entre el presidente y Farela.

El pastor actúa como su guía espiritual y con él discute textos de la Biblia, que con frecuencia el presidente cita en discursos y las comparecencias mañaneras.

Farela asegura que “he orado muchas veces con él (presidente) dentro y fuera de Palacio Nacional. Oramos, no rezamos. Es un hombre que conoce a Dios profundamente”.

Y añade que “tenemos un presidente lleno de compasión por el prójimo. Como cristiano bíblico sabe que el gran mandamiento es amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.

Afirma que el presidente “es un hombre que no necesita de sacerdotes, pastores o rabinos. Habla con Dios directamente como cualquier otro ciudadano lo puede hacer. No soy su pastor. Soy su amigo y su hermano en la fe”.

Alguien cercano desde hace años a López Obrador me dice con orgullo que el presidente desde que era jefe de Gobierno ya se manifestaba como un lector constante de la Biblia.

Farela, a los 22 años, por una novia, ahora su esposa, se convierte del catolicismo al evangelismo. En su versión, el Espíritu Santo se le manifiesta de manera continua y le da órdenes y pone palabras en su boca. Su vida, dice, está guiada por lo “sobrenatural”.

Un “llamado divino”, no pedido, lo llevó a hacerse pastor y predicar la palabra de Dios. Se formó en el seminario San Pablo de la Iglesia Cristiana Interdenominacional, ubicado en la colonia Portales de la Ciudad de México.

La Iglesia Emanuel, la primera que fundó, la hizo en su casa. La familia se desarrolló en ese ambiente. La segunda en San Lorenzo Tezonco, barrio de Iztapalapa, y la tercera en el Estado de México.

Farela, como la gran mayoría de los evangélicos, está en contra del aborto, la liberación de las mujeres, los derechos de la comunidad y la agenda progresista de inclusión social.

El pastor ha dicho en varias ocasiones que el presidente en una ocasión le pidió ayuda para promover valores. Él le dijo que para eso “lo más efectivo sería que nos autorizara concesiones de radio y televisión a las iglesias”.

Farela asegura que el presidente instruyó a la secretaria de Gobernación: “Vean eso sin una modificación constitucional, para que no se lleve tanto tiempo”. Los 50,000 pastores que hay en el país esperan que el mandatario cumpla su promesa.

Twitter: @RubenAguilar

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