México se está quedando sin certificados de defunción debido al alto número de muertes provocadas por la pandemia del nuevo coronavirus y los errores burocráticos federales, lo que está retrasando los entierros, dijeron autoridades.

El mayor número de muertes a las anticipadas está causado una escasez de certificados en las comunidades de clase trabajadora del estado más poblado del país, el Estado de México, así como en Ciudad de México y el estado de Baja California, dijo el subsecretario de Prevención y Promoción a la Salud, Hugo López-Gatell, quien encabeza la respuesta gubernamental al nuevo padecimiento.

La escasez refleja la profundidad de la pandemia en México. El país ocupa el cuarto lugar en el mundo con muertes por covid-19, con más 66 mil después de Estados Unidos, India y Brasil.

Tanto el gobierno como los expertos en salud han dicho que el número de muertes real es probablemente mayor, pero hoy palidece por las escazas pruebas que se aplican en el país.

La falta de certificados de defunción obstaculiza además el trabajo de las funerarias y de los médicos, al tiempo que alimenta la ansiedad entre las familias que no pueden celebrar servicios funerarios para los familiares fallecidos, sin el documento.

“Recibo llamadas de médicos que casi a diario. Me piden que les ayude a obtener más certificados de defunción”, dijo Carlos Aranza, coordinador de servicios de salud del Estado de México. “Estamos pasando por un período de gran escasez”.

Los directores de funerarias en Cuautitlán, un suburbio industrial al norte de la capital del país, dijeron que los hogares han tenido que mantener los cadáveres de los parientes en casa mientras surcan la ciudad en busca de médicos que pudieran proporcionar certificados de defunción.

“Algunas familias tuvieron cadáveres en casa durante cuatro o cinco días”, dijo Eduardo Salinas, director de la funeraria La Piedad.

Dijo que las funerarias en Cuautitlán se han puesto en contacto con médicos de municipios y estados vecinos, como también lo han hecho las familias afectadas.

“Es peligroso para todos nosotros. Deberían cremar los cuerpos inmediatamente”, dijo Laura Rebollar, dueña de una pequeña tienda, quien agregó que su suegro murió de covid-19 en mayo.

Funcionarios del Estado de México justifican la escasez por la pandemia.

“Frente a la emergencia sanitaria nacional debido a la epidemia de covid-19, el número de muertes ha superado la estimación”, dijo el gobierno estatal en un comunicado.

Pero los obstáculos burocráticos también son un factor, dijeron las autoridades estatales. Aranza, el funcionario de salud del Estado de México, dijo que el gobierno federal no ha enviado certificados de defunción para este año a pesar de la solicitud que presentaron por unos 50 mil. El estado, dijo, ha utilizado los certificados sobrantes de años anteriores y tomado prestados de otras entidades.

Los funcionarios del Estado de México están racionando estrictamente los documentos, que tienen un código de barras y están contados para evitar fraudes y otros posibles delitos.

Durante los últimos 20 días, el gobierno federal ha estado imprimiendo y distribuyendo más de un millón de certificados para aliviar la escasez, dijo López-Gatell en una conferencia de prensa el viernes, un día después de que ese medio le le preguntara a la Secretaría de Salud sobre las carencias en materia de actas de defunción, pero la institución no dio una respuesta directa.

“En los últimos días tuvimos un gran desafío con estos documentos clave”, dijo López-Gatell.

A finales de agosto, directores de agencias funerarias y médicos privados en Cuatitlán, exasperados con la situación, optaron por colocar un ataúd frente a las oficinas de la autoridad sanitaria estatal para exigir más certificados de defunción.

Funcionarios de salud pública les dijeron que distribuirían 300 certificados obtenidos de otros estados.

La escasez ha alimentado un mercado lucrativo de esos documentos para algunos médicos. Aunque la ley pide que los certificados de defunción se emitan de forma gratuita, los médicos cobran entre cuatro mil 300 y ocho mil 720 pesos por una visita domiciliaria y el llenado del certificado.

“Es un gran mercado negro. Los médicos están vendiendo literalmente los certificados al mejor postor”, dijo Carlos Bazán, quien dirige otra pequeña funeraria en Cuautitlán.

En la mayoría de los años, el gobierno federal imprime y distribuye 900 mil certificados de defunción en todo el país a fin de cubrir un promedio de 750 mil muertes en cada año, dijo Héctor Hernández, demógrafo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y exfuncionario del sector salud.

Por lo general, entre 100 y 150 mil certificados se dejan sin usar. Pero dijo que las muertes adicionales por la pandemia probablemente habrían causado que algunos estados usaran ya su capacidad de reserva.

“Por lo general, se ve un aumento significativo en las muertes después de desastres naturales, pero nunca hemos visto nada ni siquiera cerca de estos números”, dijo. “El gobierno eventualmente puede resolver los problemas de escasez, pero en esta ocasión la escasez muestra también la magnitud del exceso de mortalidad”.

Las pequeñas funerarias de Ciudad de México dijeron que también se vieron obstaculizadas por la escasez de certificados de defunción a principios de este año.

Gerardo García, propietario de Funerales García, una pequeña funeraria en la capital, dijo que los certificados de defunción se agotaron poco después del golpe de la pandemia de covid-19 en marzo.

Los médicos y hospitales utilizaron viejos certificados de defunción de 2017, 2018 y 2019 para compensar el déficit.

El déficit se suma a la creciente evidencia de que México ha sufrido un mayor número de defunciones a causa del coronavirus SARS-CoV-2 que el que sugieren las cifras oficiales.

El gobierno de México sólo registra las muertes en casos que dieron positivo por ese coronavirus. Pero el país tiene una de las tasas de prueba más bajas del mundo, por lo que quizás las causas de muchas muertes no han sido hasta ahora propiamente catalogadas.

México realiza cinco pruebas por cada 100 mil personas en promedio diariamente, muy por debajo de las 37 de Brasil y de las 139 de Estados Unidos, de acuerdo con Johns Hopkins University.

Algunos hospitales no tienen suficientes kits de pruebas y un número desconocido de mexicanos están además muriendo en casa.

El gobierno de México ha reconocido que el verdadero número de muertes por covid-19 puede estar por encima de su recuento oficial. Las autoridades sanitarias dijeron recientemente que una encuesta a 20 de los 32 estados de México encontró 71 mil muertes por encima del promedio de años anteriores desde marzo hasta finales de junio.

Sin embargo, el número confirmado de muertes de covid para esos 20 estados durante ese tiempo fue de sólo 21 mil por arriba del promedio de años pasados y de 28 mil para el país en su conjunto.

Eso sugiere que el verdadero costo de la pandemia, en términos de vidas, para México podría ser tres veces la cifra oficial.

Otros estudios han respaldado esa estimación. Sólo en Ciudad de México, el exceso de muertes se situó en 31 mil 200 desde finales de marzo hasta finales de agosto, de acuerdo con un estudio reciente de la revista mexicana Nexos, que revisó los certificados de defunción publicados en las oficinas de registro de la ciudad. Eso fue el triple del costo oficial de covid para ese período.

Si los estudios son correctos, es probable que el costo real para México de este padecimiento esté más cerca de 190 mil de los 66 mil hasta ahora reportado y similar al de Estados Unidos, que tiene más del doble de la población.

“Es una situación que afecta a los más desfavorecidos, la mayoría de los cuales trabajan en la economía subterránea y no tienen acceso a atención médica pública, y mucho menos a un servicio funerario decente”, dijo Humberto Padgett, un reportero local de radio y televisión, quien ha cubierto estas comunidades durante más de dos décadas.

El reportó primero la escasez de certificados de defunción a finales de agosto.

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