Cumplido el plazo para la entrega de propuestas en el proceso de licitación para la construcción del muro en la frontera con México, el presidente Donald Trump ya examina las primeras ideas presentadas.

Y los proyectos son variopintos. Van desde construcciones tradicionales, similares a la muralla china, a concepciones basadas en 2.000 millas de paneles solares, un foso con desechos radioactivos y hasta una pared de hielo, inspirada en la popular serie de televisión «Juego de Tronos».

En una vertiente más amigable, una arquitecta venezolana ha propuesto un «anti-muro» y el aprovechamiento del espacio común entre los dos países para brindar oportunidades de desarrollo que amortigüen la migración indocumentada desde México.

Victoria Benatar, radicada en Nueva York, señaló a Efe que la frontera no debe ser una «línea virtual o tierra de nadie», o una franja de tensiones intermitentes entre los dos países, sino un «espacio binacional» con recursos compartidos.

En tal sentido, en lugar de un muro que refuerce la separación, Benatar propone desarrollar un área de 100 kilómetros con urbanización, infraestructura, oportunidades de empleo e innovación tecnológica para mexicanos y estadounidenses.

Igualmente, un grupo de arquitectos mexicanos y estadounidenses propone el proyecto «Otra nación: la última frontera», el cual en lugar de un muro sugiere construir «el corredor de transporte más rápido y sustentable» del mundo.

A partir de San Diego/Tijuana, un tren eléctrico y futurístico recorrería vías elevadas sobre una franja de territorio autogestionado, donde ciudadanos de los dos países podrían vivir en libertad y armonía, de acuerdo a los planteamientos de esta idea.

Trump declaró recientemente que ya vio por lo menos diez diseños, sin dar detalles sobre ellos, y aseguró que se ha involucrado personalmente en la concreción de una de sus principales promesas de campaña.

«Voy a construir el muro, 100 %, y quiero ver más diseños (son más de 400) para tomar una decisión muy pronto», prometió el presidente.

La idea, sin embargo, plantea dudas logísticas debido a las dimensiones de la obra así como por el coste, que podría triplicar el presupuesto inicial de 12.000 millones de dólares que estimó el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).

De acuerdo a la convocatoria del proceso de licitación, el muro, que se construiría en tres etapas y demandaría tres años y medio de trabajo, tendrá unos 30 pies (más de 9 metros) de altura, a fin de que no pueda ser escalado, y deberá ser resistente a daños intencionados.

Para construir el «gran muro» prometido por Trump, la empresa Crisis Resolution Security Services, de Clarence (Illinois), se inspiró en la gran muralla china y propuso una doble pared de cemento de 26 pies de altura, con un terraplén en el medio.

Sobre la pared se construiría una senda peatonal que podría ser transitada por turistas, a pie o en bicicleta, y también, por supuesto, por guardias de la Patrulla Fronteriza.

Concrete Contractors Interstate, de Poway (California), quiere construir una pared de cemento, que sería decorada a ambos lados; Tridipanel, de Carlsbad (California), propone un muro de cemento liviano, pero que puede soportar un peso de 100 toneladas, y que sería resistente al fuego y tornados.

Thomas E. Gleason, de la empresa Gleason Partners de Las Vegas (Nevada), dijo a Efe que el muro debe ser modular y fácil de construir y propuso que las partes sean cubiertas además por paneles solares que aprovecharían las vastas extensiones desérticas para generar energía.

«Mi muro sería muy resistente, imposible de escalar y se autofinanciaría con la producción de electricidad», expresó en una entrevista, donde detalló que también contendrá sensores para avisar a la guardia fronteriza sobre la presencia de intrusos.

Dennis M. O’Leary, director ejecutivo de DarkPulse, de Arizona, dijo a Efe que la tecnología de sensores debería ser parte integral de cualquier solución propuesta para vigilar la frontera.

Su empresa propuso un muro de cemento reforzado, que soportaría el impacto de una bala de cañón, y contendría sensores en toda su estructura para alertar en tiempo real a la patrulla fronteriza sobre cualquier intento de escalamiento, o inclusive de excavación de túneles.

Clayton Industries de Pittsburg (Pennsylvania) propuso excavar un canal de 100 pies de profundidad, y a lo largo de la frontera de 2.000 millas, que se llenaría con desechos nucleares y estaría resguardado por sensores y una valla de tejido metálico.

En el caso de que los intrusos consigan superar el obstáculo tóxico, del otro lado los aguardará un muro de 30 pies de altura, como lo exige el Gobierno.

La idea parece sacada de un programa de televisión, así como el muro de hielo propuesto por el arquitecto Keith Briggs, de Florida, que solamente existe en la imaginación de los guionistas de Juego de Tronos para proteger a los «Westeros» de los invasores asesinos.

Briggs, que dice ser contrario a la construcción del muro de Trump, declaró que su propuesta no era más que una «broma o protesta», para inundar al Gobierno con «proyectos ridículos que sirvan para combatir el odio».

La Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) anunciará alrededor del 1 de junio unas 10 empresas que podrán construir prototipos de sus proyectos, de 9 metros de largo y 5.5 a 9 metros de altura, en un área de San Diego, cerca de la frontera.

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