La alegría y la tristeza son emociones humanas, siempre hay motivos para sentirlos, aunque nos guste más la primera que la segunda. Cuando aparece y surge la tristeza nos espantamos y buscamos un motivo para tenerla. No siempre lo encontramos. Hay sentimientos que podemos percibir en nosotros mismos, y en el prójimo; no todo lo que imaginamos que vemos es real, esto es un factor que perturba nuestra relación con los semejantes. Nos cuesta trabajo ver caras serias e imaginamos que somos los culpables de dicho fenómeno.

He escuchado a personas decir que su vida no tiene sentido. Se identifican con la fantasía de tener una existencia llena hasta el máximo posible sin darse cuenta que eso es enfermizo y produce frustración. Al no obtener dicha fantasía, sienten una sensación corporal y emocional dolorosa. Todos tenemos paraísos perdidos en los que nunca hemos estado, ni siquiera sabemos si existen pero forman parte de nuestros anhelos. Para solucionar esto lo único que se requiere es disolver la atención focalmente centrada en dicho síntoma. Hacer cualquier actividad que distraiga.

Leonor se daba cuenta como se iba deslizando hacia un pozo profundo y oscuro. Algunas veces conseguía agarrarse firme, pero tenía que luchar para no caer en la negrura producida por ciertos sentimientos. Elisa es capaz de convertir cualquier tema, en algo sesudo e intelectual. Sofía sin embargo convierte todo en algo frívolo, y festivo. Son formas de ser, y el no aceptar estas diferencias entre nosotros y el prójimo, perturba nuestras relaciones. Cuando yo estoy triste, el otro puede no estarlo, por lo tanto no es empático con mi sentir, como yo muchas veces no lo soy con los demás.

Aceptar aquellos momentos en la vida que quisiéramos cambiar y no es posible hacerlo, es una realidad dura. Lo importante es salir al encuentro de este destino con una actitud asertiva. Todos tenemos un destino supeditado a la situación externa del momento. Sufriendo y gozando vivimos el tiempo y la historia más allá de nuestra pequeña existencia. Tenemos más contacto, con las realidades de la vida que los más sabios de nuestros antepasados. Por otro lado esperamos cosas que ellos nunca imaginaron, eso nos hace desear demasiado y sentir la carencia.

Los cambios constantes que llegan nos sorprenden. El mundo a mí alrededor se ha transformado, a lo mejor no me gusta, pero nadie me pregunta, tengo que comprender las nuevas reglas y amoldarme a ella. Hay quien se da cuenta de una discordancia de las apariencias externas y la realidad interna. El cambio del mundo puede ser un factor de tristeza. Cuando la tristeza o la alegría son excesivas, hay que investigar que está sucediendo, una señal interna de alarma. En forma adecuada son parte de la vida, ¿Estás muy triste? Cansa el cuerpo y te alivias. El aire, el ejercicio, los paseos, son una buena medicina para curar el asustado nerviosismo en que vivimos.

Con frecuencia escucho a personas que piensan que tienen mala suerte, que los otros disfrutan mayor bienestar. Al acercarse a aquellos otros podemos apreciar que nadie es perfecto, nuestra imaginación los mira de esa manera. Muchas veces vemos. lo que queremos ver y podemos usarlo para confirmar una posición de víctimas También existen aquellos individuos que tienen un ojo infalible para detectar los defectos y miserias ajenas. Esto disminuye los errores propios. Aquí podría aplicarse la regla de mirarse en un espejo. Esto puede reflejar algo sumamente pesado que traemos dentro, que tenemos que sacar a través del diálogo con algún profesionista o un buen amigo. Insisto que la tarea es aprender a ver las bondades propias y de los otros.

. Son perfectamente compatibles el fracaso, el éxito y la desesperación que pueden traducirse en alegrías y tristezas que cada persona tiene. Cuando la gente desea algo ardientemente, ansiosamente, esa misma ansia les hace creer en cualquier cosa que pueda proporcionárselo. Quiero…Quiero…Quiero…es todo lo que se piensa. Muchas veces ni siquiera tenemos claro que es lo que deseamos.

A quienes estén atravesando en estos momentos de su vida circunstancias difíciles, me gustaría decirles: Puede que ahora sea duro, pero en el futuro podrá tener consecuencias positivas. No sé si servirá de consuelo, pero me parece importante insistir en la necesidad de avanzar, de no decaer, de no dejarse caer. La cultura se ve obligada a realizar múltiples esfuerzos para poner barreras a las tendencias agresivas del hombre, para dominar sus manifestaciones mediante formaciones psíquicas. Las masas humanas deben ser vinculadas libidinalmente, amorosamente, pero el natural instinto humano de agresión, la hostilidad de uno contra todos y todos contra uno, puede ser definida como la lucha de la especie humana por la vida.

¿Qué significa ser libre, que aunque uno escape de una jaula se encontrará en otra diferente y mayor? Roberto comenta después de haberse liberado de una carga interna tenía la impresión de que su cuerpo se había aligerado, de que había salido de un lugar angosto y podía estirar las extremidades libremente. Algo se había despertado en su interior.

Es un ejercicio importante aprender a ver lo bueno en cada uno de nosotros y en los demás para evitar la desintegración y sufrimientos inútiles. No hay mejor cura que un rato de conversación o de meditación. Hay momentos de armonía y otros de desencanto. Quizá del aplomo inescrutable con que creía saberlo todo a los quince años, se derive mi actual vocación por lo incierto.

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