No son buenas épocas para las organizaciones de la sociedad civil (OSC). El gobierno de López Obrador desconfía de ellas. En su particular visión estatista, no le gusta la acción ciudadana supletoria o complementaria de las labores gubernamentales para resolver problemas públicos. Les han quitado el dinero público. Se habla, además, de la intención de ponerles trabas burocráticas para operar y recaudar fondos. Es una pena.

Como todo en la vida, hay OSC buenas, regulares y malas. Las hay honestas y corruptas. Eficaces e ineptas. Sin embargo, en el agregado, creo que el saldo es positivo.

Desde que comenzó la democratización en el país, han aparecido OSC de todo tipo de temas: defensa de los derechos humanos, del medio ambiente, para mejorar la educación pública, transparentar las acciones gubernamentales y combatir la corrupción. En este preciso asunto, una de las OSC que más admiro es Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

Se trata de una asociación civil sin fines de lucro que, en muy poco tiempo, ha hecho la diferencia. Se ha convertido en generadora incansable de contenidos y litigios estratégicos para “prevenir, denunciar, sancionar y erradicar la corrupción e impunidad sistémicas que prevalecen en los sistemas público y privado de nuestro país” y, de esta manera, contribuir al fortalecimiento de un auténtico Estado de derecho en México.

A la fecha, Mexicanos Contra la Corrupción ha producido un largo catálogo de investigaciones donde se sospecha la existencia de actos de corrupción. Quizá la que más impacto mediático ha tenido es la llamada Estafa Maestra, en la que comprobaron el desvío de miles de millones de pesos del gobierno federal de Peña Nieto hacia instituciones públicas de educación superior que luego derivaron en empresas fantasma donde desaparecieron los recursos de los contribuyentes.

También se han metido de lleno al tema de los sobornos de Odebrecht en México y de la corrupción en la construcción de varios edificios en la Ciudad de México que colapsaron después de los temblores de 2017. Les han dado seguimiento a múltiples escándalos de enriquecimiento ilícito de gobernadores entre los que destacan los DuarteJavier, de Veracruz, y César, de Chihuahua. Han publicado un estudio interesantísimo sobre el nepotismo en el Poder Judicial de la Federación y, más recientemente, lograron que se abriera por completo el expediente del magnicidio de Luis Donaldo Colosio.

Mientras que otros, como el presidente López Obrador, hablan de la existencia de una corrupción genérica en el país, Mexicanos Contra la Corrupción se mete en las entrañas del problema, encuentra los tumores y los denuncia.

Naturalmente, esto no gusta nada a los gobiernos. Al anterior, de Peña, le sacaban ronchas las investigaciones y litigios de MCCI. Sus directivos, lo sabemos, recibieron diversas presiones para que dejaran de operar. No obstante, siguieron adelante.

Por fortuna, con el nuevo gobierno de AMLO continúan con su labor. Ya publicaron una investigación sobre las empresas fantasma en la Cuarta Transformación: hasta abril de 2019, el gobierno federal habría entregado cinco contratos por 16.7 millones de pesos a este tipo de corporaciones fraudulentas. También han documentado la recontratación de la cancillería de Marcelo Ebrardde una empresa que ya había fallado en la expedición de los pasaportes.

Ayer, Mexicanos Contra la Corrupción  fue objeto de otro tipo de presiones externas. Hackearon su sitio de internet con toda la intención de obstaculizar la publicación de toda la valiosa información que han divulgado a la fecha. La organización visualiza esto “como una agresión contra la libertad de expresión. En el contexto nacional que vivimos de violencia contra la prensa, los ataques cibernéticos tienen la clara intención de impedir la libre circulación de contenido e inhibir futuras publicaciones”.

Tienen razón. Alguien, sin duda, quería boicotear la importante labor de MCCI. No obstante, esta organización se ha comprometido a seguir “haciendo trabajo periodístico, litigios estratégicos y análisis de políticas públicas para continuar contribuyendo a la rendición de cuentas y combate a la corrupción e impunidad en México”.

Lo celebro. Nuestro país necesita más OSC como MCCI. Todo mi respeto y admiración a ese equipo de ciudadanos liderados por Claudio X. González Guajardo y María Amparo Casar. Estoy seguro de que ningún hacker, por más eficaz que sea, acabará con su voluntad de combatir la corrupción e impunidad.

Por el contrario, conociéndolos, los incentivará a seguir adelante con más ahínco y con la valentía que los caracteriza.

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