A continuación, el más reciente reporte de los acontecimientos de la corte morenista:
Con la llegada de la nueva gobernante, se han presentado divisiones y reyertas. A diferencia de las épocas del soberano pasado, no se ha logrado mantener la unidad en la casa del estandarte guinda.
El duque López Hernández de Tabasco, Lord Superior de la Cámara alta, integró a la corte morenista a un plebeyo de muy mala reputación, un vulgar hidalgo de Veracruz de apellido Yunes Márquez, miembro de una familia de bribones. El caballero fue recibido con fanfarrias por los morenistas, quienes celebraron su conversión a la casa del estandarte guinda.
En un duelo verbal con la casa del estandarte azul, la corte de donde salió Yunes Márquez de Veracruz, se criticaba la conversión de su otrora caballero. El duque López Hernández de Tabasco enfureció y estuvo a punto de protagonizar un duelo a golpes en el recinto de la Cámara alta. Un espectáculo que desdora la nobleza que se espera de un duque que sólo está por debajo de la soberana en la jerarquía de la aristocracia.
Días después, gracias a un heraldo de nombre romano (Latinus), nos enteramos de ciertos negocios de amigos del duque López Hernández cuando éste fue Lord del Sello Privado del soberano anterior. Los tabasqueños devotos vendieron armaduras para los soldados de su majestad a precios por arriba de los que se encuentran en el mercado. El duque de Tabasco negó cualquier tipo de involucramiento en este latrocinio en contra de la hacienda de la corona.
No pasó mucho tiempo cuando la Cámara baja aprobó el tesoro que ejercerá la Cámara alta el próximo año. Al parecer, el duque Monreal de Zacatecas, Lord Supremo de este parlamento, incumplió con un acuerdo que tenía con el duque López Hernández autorizándole menos monedas de oro.
Enfurecido, el duque de Tabasco utilizó la tribuna de la Cámara alta para revelar un par de “negocitos” (sic) que ocurrieron en este cuerpo de notables cuando su líder era el duque Monreal de Zacatecas. Éste, por su parte, negó cualquier expoliación a la hacienda del soberano anterior.
Estamos hablando de un enfrentamiento entre dos duques morenistas. No es cualquier cosa. Ambos son de lo más granado de la casa real morenista. López Hernández y Monreal siempre han aspirado a convertirse en el gran soberano. No han tenido suerte, pero han mantenido sus ducados con todos los privilegios que ello implica.
Que un par de duques se enfrenten públicamente simbra a toda la corte morenista: marqueses, condes, vizcondes y barones. Las lealtades se comienzan a cuestionar más allá del juramento de fidelidad que todos le han hecho al soberano anterior y la soberana actual.
Por nuestra parte, los comunes tenemos muchas preguntas.
La primera, y creo más importante, es si los duques de la corte morenista están utilizando sus nobles posiciones para enriquecerse a costillas de los impuestos que pagamos el vulgo. No son pocos. Sobre todo, cuando la casa del estandarte guinda siempre ha prometido la honestidad que conlleva la nobleza de gobernar a este majestuoso pueblo.
¿A poco hay “negocitos” en la corte de Morena?
¿Nos enteraremos de ellos cuando haya pugnas entre la clase patricia?
¿La soberana ordenará la investigación de posibles fraudes a la hacienda de la corona?
¿Dónde quedaron las monedas de oro de los presuntos desfalcos?
¿Cómo afecta todo esto a la nueva soberana?
¿A los duques de Tabasco y Zacatecas no les importa la mala imagen que generan sus divisiones y reyertas?
Tres elementos destacan en la discordia pública de nuestra clase patricia.
Primero, la soberbia y arrogancia de aquellos que se creen intocables. El tono de sus discursos es francamente vanidoso. Ni se diga el hecho de haber integrado a Yunes de Veracruz y defenderlo con orgullo ante cualquier crítica.
Segundo, el maldito dinero. Parece que el peculio personal es algo que mueve a muchos de los señores de Morena. Les gustan los privilegios que compra el oro, aunque presuman exactamente lo contrario.
Lo cual nos lleva al tercer y último elemento: la mentira. Sean duques, marqueses o condes, la corte de Morena se llena la boca presumiendo que trabaja por el bien del pueblo. Son indignos de esta bandera. Son iguales a las casas reales pasadas, por más que presuman ser diferentes.
La casa del estandarte guinda está dividiéndose y peleándose entre ellos. Es parte intrínseca del eterno juego por el trono.
X: @leozuckermann