Originaria de la hacienda cafetalera de San Antonio en Colima, Colima, Susana Díaz López de Plascencia, nació el 11 de agosto de 1922. Desde muy joven queda huérfana y junto a su hermana mayor en 1946 se aventura a trabajar como cocinera en la ciudad de Tijuana en la colonia Anexa Morelos. Poco tiempo después comienza a escribir una bella historia, siendo una de las pioneras de la pequeña ranchería bautizada como Puerto Nuevo.

Una vecina de la familia donde Susana trabajaba, en el centro de la ciudad, le comenta que en el camino a Ensenada se iba a abrir un restaurante y buscaban cocinera, la invita a conocer el lugar llamado Puerto Nuevo, nombre que se le dio al lugar porque a pie de carretera existía un espectacular con publicidad de los cigarros «New Port», muy populares en aquellos días. Susana quedó cautivada con el paseo y sobre todo con el mar, sin imaginarse que ahí encontraría su destino. Acepta el trabajo y se emplea unos días en el restaurante «Don Pancho» y otros en el restaurante de paso «Puerto Nuevo», ambos del mismo propietario.

Fue en el año de 1948, cuando conoció a un joven llamado José Plascencia Casillas, un pescador del poblado que diariamente acudía a comer al restaurante Puerto Nuevo. Pronto surgió la simpatía, la amistad y el amor, entre ambos. En esos días las costas del norte de Baja California eran vírgenes y pocos pescadores habitaban el lugar, donde el pescado, la langosta, jaibas, mejillones y demás producto marino abundaban.

Un tiempo después Susana y José se casan y se establecen en una humilde casa de madera a unos pasos del mar. Ella deja su trabajo y se dedica al hogar y José sigue pescando día a día. Pasaron algunos años y la paternidad tan buscada por la pareja parecía difícil, hasta que en enero de 1954, tienen a su primera hija a la que llaman Elvira Elisa, a finales del mismo año llega su segunda hija Rosa María, siendo la tercera y última hija Susana, quien nació en mayo de 1956.

A lo largo de los años de1950 a1960 el poblado de Puerto Nuevo, también había recibido en ese tiempo a nuevas familias que al igual que los Plascencia les había gustado el lugar para trabajar y vivir. Las playas y el mar agradaban a los residentes de Tijuana y turistas de Estados Unidos que pasaban por la carretera federal rumbo a Ensenada u otros sitios del sur de la península. Don José vio en ese interés un nuevo trabajo y ofreció pescar a los visitantes, actividad que se fue haciendo muy popular. Fue ahí, después de un extenuante día de pesca, que Don José y Doña Susana ofrecieron a sus clientes cocinarles el producto de su pesca en su humilde cocina de petróleo.

El pescado frito, los frijoles recién cocidos y guisados, la sopa de arroz rojo, la salsa de molcajete y las tortillas de harina recién hechas a mano fueron parte del complemento ideal para la langosta roja abundante y fresca extraída de las costas de Baja California, dando lugar espontáneo, creativo y hasta accidental, pero con un amor y querencia por la tierra que les había dado significado a sus vidas y casa a su descendencia. Dando lugar en esos momentos a la sinfonía de sabores, texturas y colores que se daban en el nacimiento del platillo «Langosta Puerto Nuevo». Un mestizaje gastronómico entre un producto internacionalmente codiciado en combinación con la más sencilla de las expresiones culinarias de nuestro México, que solo un lugar como Baja California pudo haber provocado.

La idea principal fue freír en manteca la langosta partida por la mitad y sin cocerse previamente y surgió de la misma manera como tantos platillos mexicanos utilizan ese método, donde freímos pollo, pescado, tacos, entre muchas cosas más, por qué no la langosta. Con el pasar del tiempo y viendo el interés de la gente al preguntar por la langosta frita, la familia decidió dedicarse a la venta de tan preciado marisco y en el mismo lugar de la vivienda familiar se adaptó un pequeño comedor-restaurante al que se llamó «Puerto Nuevo», en remembranza al lugar que alguna vez le había dado trabajo y que para esos años ya no existía. Rápidamente la idea fue también adoptada por otros miembros de la familia Plascencia, que habían llegado de Chapala, como la hermana de Don José, la señora Rosario Plascencia y su hermano Jesús Plascencia y su esposa Consuelo Posada.

En el año de 1979, muere Don José Plascencia a causa de cáncer, dejando a Doña Susana y sus hijas al frente del negocio, donde hasta hoy en día sigue recibiendo a personas de todas partes del mundo que llegan a deleitarse con la receta original de Doña Susana.

Hoy lo que algún día fue el pequeño poblado de Puerto Nuevo, ha crecido en un atractivo gastronómico, donde la mayoría de sus residentes se dedican al mismo negocio, habiendo un promedio de treinta y cinco restaurantes, para los cuales siempre hay clientes.

Doña Susana, no puede creer como su humilde labor y tenacidad, que combinó con su gusto, empeño y amor a la cocina haya creado trabajo y sustento para muchas familias. Así como que hoy en día visiten Puerto Nuevo, artistas, personajes famosos y periodistas de todas partes del mundo a conocer la historia de la langosta Puerto Nuevo.

Doña Susana, vivio en Puerto Nuevo, en el segundo piso del restaurante que dio lugar a todo. Ya no lo atiende, porque su edad no lo permite, sin embargo su hija Rosa María, se encarga de su administración y su hija Susana atiende su propio negocio que se reconoce entre los mejores del poblado.

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