En el aeropuerto de la ciudad de Mendoza, en Argentina, hay dos tipos de turistas.

El primero formado por los intrépidos y atléticos mochileros que se dirigen al cerro Aconcagua, de 6,960 metros de altura, «techo de las Américas» y pico más alto del continente.

El segundo grupo, somos los epicúreos, los haraganes que hemos venido a disfrutar del permanente sol, de la comida de la zona y, por encima de todo, de lo que se podría considerar nuestro cerro personal: el vino de Mendoza.

Argentina tiene viñedos desde el norte de la Patagonia hasta Salta, en el noroeste (muy cerca de Bolivia); pero Mendoza, con más de 72,800 hectáreas cultivadas y productora de 1.3 millones de toneladas de uvas, es la más importante de todas las zonas vitivinícolas, y la ciudad de Mendoza, la capital vinícola del país.

Si París bien vale una misa, Mendoza bien vale un brindis.

Llegar a las bodegas más australes de América siempre es una agradable sorpresa, no solo por el paisaje (que una da por descontado) sino por la evolución que ha tenido este sector en los últimos años.

Así como el vino cambia, se transforma, se mejora y adquiere su personalidad con el tiempo, lo mismo ocurrió en el mundo del vino a ambos lados de la cordillera.

En plena vendimia (a mediados del mes de marzo) Argentina y Chile se llenan de penitentes que llegan a rendirle culto a sus uvas, de devotos del vino que hacen procesiones entre las viñas y las barricas, de seguidores de la buena mesa que buscan la verdad en el cáliz de sus copas.

En Argentina, la reciente crisis apretó los bolsillos de la gente y obligó a las vides a rogarles a sus granos que ordeñen sus mejores vinos. Y así fue, por que desde 2001 a la fecha, las casas vinícolas elevaron estrepitosamente su calidad, su estilo… y sus ventas.

Y, como decía un viejo enólogo amigo, «los mejores vinos no se hacen en las bodegas, sino que los hace la gente». Para hacer un buen vino hay un elemento extra que no tiene que ver ni con el terruño ni con el régimen de lluvias ni con la intensidad del sol. Tiene que ver con el amor de la gente.

En Mendoza, cada persona con la que uno se cruza no solo sabe de vinos, ama los vinos, conoce de varietales y disfruta tras las copas.

Desde el taxista que lo lleva desde el aeropuerto (que como excelente toque mercadológico tiene viñedos en sus jardines en vez de césped) al Hotel Park Hyatt Mendoza, pasando por el botones, la recepcionista y hasta el crupier del casino, todos saben de vinos. Cada uno tiene una recomendación, un tip, un secreto y hasta una anécdota que seguramente uno no encuentra en la Guía Lonely Planet.

Las bodegas están todas preparadas para recibir a turistas, a nuevos amantes del vino y a avanzados fanáticos. Hay una buena organización en lo que hace a tours, guías y no falta información para cada lugar que uno quiere visitar.

La relación de Moët & Chandon y la Argentina, no es nueva. Hace medio siglo la tradicional casa francesa presintió el éxito que iba a tener el vino en el sur del Nuevo Mundo y fue allá por el 1950 como instaló en el paús sudamericano su primera fililar fuera de Francia. A pesar de que su gran fuerte es la producción de champagne, hace 10 años Chandon decidió probar nuevos productos.

Así nacieron sus hoy mundialmente conocidos tintos «Terrazas de los Andes», marcados desde el inicio por su alta calidez.

Y después de la innovación llegaron las alianzas: Chandon se asoció con Château Cheval Blanc para volver a estrechar aquellos lazos franceses y argentinos. La nueva empresa se la conoce como Cheval des Andes y son los reyes del assemblage sudamericano.

¿Los paladares los acompañaron? Sí, muchísimo.

Terrazas de los Andes, la galardonada bodega que sigue demostrando la más alta calidad con sus vinos Malbec. Los más de 45 años de investigación y desarrollo sobre los microclimas de las terrazas de Mendoza permiten establecer la ventaja más importante en el mundo de la producción de vinos: el cultivo de uvas en viñedos de altura.

Con el respaldo de más de 140 reconocimientos internacionales, esta bodega argentina se ubica entre las productoras de los mejores vinos Malbec del mundo gracias a un saber hacer único, aprovechando la riqueza única de las tierras mendocinas y sus terrazas provistas de cualidades únicas. En éstas, la variación de temperatura entre el día y la noche favorece la acumulación de componentes de aroma y sabor, especialmente los polifenoles, responsables del color, cuerpo y estructura del vino.

Ubicada en Luján de Cuyo esta bodega ha dejado su marca en el mercado internacional de vinos de lujo gracias al especial y diferenciado cuidado y uso de la elevación gradual de las terrazas diferente al resto de las bodegas argentinas.

Terrazas de los Andes tiene como enólogo al encantador y talentoso Gustavo Ursomarso, que tiene a su cargo garantinzar el suministro de uvas de la mejor calidad para cada variedad, Gustavo desempeña un rol clave en la bodega, ya que es el vínculo entre los viñedos y el equipo de enología. Participa activamente en el proceso de blending de cada uno de sus productos.

Luigi Bosca

Es un ejemplo de bodega que produce vinos muy refinados y de gran personalidad, nacidos de sus viñedos en la zona de Luján de Cuyo.
Los premios y la impoluta trayectoria se la deben a la familia fundadores y que aún sigue llevando los destinos de la casa: los Arizu.

Hoy Luigi Bosca está a cargo de la tercera generación (Alberto, Raúl y Roberto Arizu) en las últimas décadas Luigi Bosca ha vivido un amplio proceso de crecimiento en el mercado local convirtiéndose en un paradigma del vino argentino.

¿Cuáles son sus mejores embajadores en el mundo?

Básicamente la empresa cuenta con tres líneas de vinos Finca La Linda (joven y actual) Luigi Bosca Reserva (vinos de autor y la Línea Alta Gama que incluye la exclusiva colección Finca Los Nobles, el espumante Bohéme y los nuevos Gala 1 & 2.

Gala 1 & 2 surgen de la selección de uvas de las mejores parcelas de los viñedos de Luigi Bosca, ubicados en Vistalba, Carrodilla y las Compuertas, Luján de Cuyo.

Gala 1 es un refinado blend elaborado con uvas Malbec, Petit Verdot y Tannat.

Gala 2 es una exquisita combinación de uvas Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot.

Esta elegante y moderna propuesta, que cuenta con el prestigio de una bodega de gran trayectoria como es Luigi Bosca, renueva el compromiso de la familia Arizu con sus consumidores.

Graffigna

De raíces italianas, Graffigna combina una sólida tradición de más de 135 años con la tecnología más avanzada y técnicas nobles para elaborar vinos de cualidades distintivas en un suelo que exige un profundo conocimiento de la naturaleza.

Graffigna es la bodega más antigua establecida en la provincia de San Juan, Argentina. Desde el inicio de sus actividades, elabora sus vinos a partir de uvas de diferentes valles y microclimas que presentan particularidades sobresalientes. Éstas provienen de viñedos propios y de seleccionadas parcelas de terceros, supervisadas por los técnicos de la empresa.

En los últimos años iniciaron un proceso de estudio y desarrollo de la viticultura en San Juan, apoyándose en la asistencia de un equipo de técnicos con experiencia internacional.

Graffigna es un vino concebido en la viña desde su origen, con un especial criterio enológico. Nace rodeado de las particulares condiciones del desierto sanjuanino, con su clima seco, cálido y de sol intenso, e irrigado por las aguas de deshielo de la Cordillera de Los Andes.

Su línea Grand Reserve proviene de las mejores uvas de viñedos especialmente seleccionados en el Valle del Pedernal. De buena estructura y perfectamente balanceados, poseen un paladar sensual y vivaz. Fueron añejados por 12 meses en barricas de roble y, por lo menos, 6 meses más en botella. Exhiben un intenso y profundo color y un gran aroma con notas típicas de cada uno de los varietales que la componen.

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Deby Beard es polifacética y siempre tiene una historia para sorprenderte. Sommelier, empresaria, escritora y periodista: escribe sobre viajes todos los viernes el El Heraldo de México en su columna Viajando con Deby, y su cápsula de radio H de Hedonismo, se transmite en vivo todos los jueves a las 09:45 en El Heraldo radio 98.5 fm en el programa de Sergio Sarmiento y Lupita Juárez. Ha sido invitada honorífica a prestigiosos eventos del ámbito gastronómico, turístico y vinícola por parte de las embajadas de Australia, Chile, Nueva Zelanda, Argentina, Rusia, Francia y España. Es autora de los libros De Etiqueta; Vino, sexo y otros placeres; y en coautoría con sus hijas Melanie y Alexis Beard, escribió la trilogía Seducción en los viajes, en la que narran sus experiencias alrededor del mundo. Es presidenta y cofundadora junto con sus hijas, de Marcas de Lujo Asociadas by American Express, la única y primera asociación de México en reunir y crear alianzas estrategias entre las marcas más prestigiosas que se encuentran en el país. En su restaurante Margaret Chic Bistro, ofrece la combinación perfecta entre buena comida, los mejores vinos y las finas copas Riedel, las únicas en el mundo diseñadas para disfrutar cada tipo de uva, y de los aromas y sabores de los vinos. Premios y reconocimientos: LA EXCELENCIA UNIVERSAL del Comité de la Excelencia Universal, instituido por el Premio Nobel de la Paz René Cassin para preservar la calidad en cualquier área del saber humano. Reconocimiento como Medio y crítica especializada por parte del club de banqueros de México, entre otros.

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