Si piensas que buscar más de una vez la Presidencia de México no está chido (actualmente Andrés Manuel López Obrador va por su tercera oportunidad al igual que Cuauhtémoc Cárdenas), hubo un mexicano que lo intentó en ocho ocasiones durante 30 años… y no lo logró.

Nicolás Zúñiga y Miranda (1865-1925) o «el candidato perpetuo«, es el nombre del zacatecano que fue ocho veces candidato sin partido a la Presidencia de la República, de 1892 a 1924.

El mexicano se presentó a los comicios presidenciales en 1892, 1896, 1900, 1904, 1910, 1917, 1920 y 1924 y en ninguna de las contiendas logró más de mil votos.

La organización Club Político Nacional fue la institución que respaldó por varios años las aspiraciones presidenciales del zacatecano.

La fama de Zúñiga y Miranda llegó a tal que el pintor Diego Rivera lo inmortalizó al retratarlo abajo de Porfirio Díaz en el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central.

SU VIDA

Nicolás Zúñiga y Miranda estudió jurisprudencia en la Ciudad de México, de acuerdo con el libro Panorama Mexicano, 1890-1910 (Memorias), del periodista y escritor Ciro B. Ceballos.

El zacatecano fue llamado «el profeta de la desolación» porque antes de ser candidato presidencial, quería patentar un «seismeono» (sic), un artefacto que prometía predecir los sismos con exactitud.

Sin embargo, fracasó en sus intentos de mostrar la efectividad del artefacto y un sector de la población pidió a las autoridades que lo internaran en el manicomio o en la cárcel, en calidad de timador.

SIN TREGUA

Pero Zúñiga y Miranda no se dio por vencido aún cuando no ganaba en las elecciones. Primero, en 1887 fundó el periódico semanal El Incensario; luego en 1892 publicó El Semanario de Zúñiga y Miranda; y más adelante, en 1900, La Voz Zuñiguista.

El «candidato perpetuo» fue encarcelado en varias ocasiones porque sus publicaciones eran opositoras al gobierno de Porfirio Díaz.

Entre los círculos de poder de aquella época corría el rumor de que el grupo de Los Científicos, intelectuales que apoyaban a Porfirio Díaz, le pasaban una pensión mensual a Nicolás Zúñiga para que pudiera seguir con su proyecto político.

«En sus intervalos de lucidez, Nicolás reveló una sensibilidad a los problemas sociales de la época como la pobreza extrema y la falta de oportunidades para las personas de las zonas rurales. Sin embargo, fue objeto de críticas por parte del grupo de Los Científicos, quienes alimentaban su ánimo de ser presidente porque pensaban que así mantenían viva la esperanza de las clases medias por acceder al poder. En ese sentido, Nicolás brindaba un toque de humor para sus detractores», escribió respecto a este peculiar mexicano el historiador William H. Beezley.

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