Llegó el momento de hablar del futuro en relación a la industria financiera en México. Y es que estamos llegando a un cambio de paradigma en donde las instituciones financieras no serán el único vehículo de préstamos para las personas y las empresas mexicanas. Hoy existen plataformas de financiamiento colectivo, o crowdfunding, en donde mediante una página web o teléfono celular la gente puede co-invertir en un proyecto de inversión de manera masiva e inmediata; haciendo todo de manera sencilla sin necesidad de instituciones físicas o complejidad burocrática. Es decir: Te inscribes a una página de internet para invertir o recibir fondos. Listo.

Ahora que se han empezado a publicar las disposiciones secundarias de la “Ley Fintech”, vale la pena preguntarse: ¿El financiamiento colectivo se fortalecerá o debilitará con esta ley?

Aquí algunos aspectos relevantes:

  1. La parte positiva: Inversión segmentada y de montos importantes: Se han determinado reglas para recibir inversión mediante plataformas de crowfunding que manejan niveles interesantes; siendo para personas físicas 50,000 Unidades de Inversión (Udis) o 300,000 pesos, para personas morales 7 millones 500,000 Udis o 45 millones de pesos, y para un desarrollo inmobiliario hasta 8 millones 316,000 Udis o 50 millones de pesos. Si bien los montos tienen un límite seguramente insuficiente para muchos, cuando menos han empezado en un rango aceptable y anclado a la UDI. El mercado seguramente empujará la ampliación de estos límites eventualmente, en paralelo a la mejora en transparencia y seguridad de los inversionistas.
  2. La parte negativa: Barreras de entrada: La Ley Fintech establece algunos parámetros a las páginas de internet para funcionar como plataformas de Crowfunding. El capital mínimo con el que tendría que contar una institución de este tipo sería de 210,000 Udis, es decir de 1 millón 264,000 pesos. Para aquellas fintech crowdfunding que hayan sido autorizadas para realizar dos o más operaciones, así como operaciones con activos virtuales, este monto sería de 315,000 Udis, que representan 1 millón 800,000 pesos. Esta exigencia de capital limitará el auge de empresas tecnológicas, que de entrada no contarán seguramente con dicho capital.

Al final del día, la tendencia tecnológica siempre irá más avanzada que la tendencia regulatoria. Habrá que ver qué ocurre en el mundo financiero en temas de préstamos, remesas y ahorro fuera del sistema monetario y fiscal tradicional. La revolución apenas comienza.

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